Si se demora mucho el proceso de fusión de las cajas vascas podría complicarse sustancialmente como consecuencia de los resultados de las elecciones municipales y forales vascas.
El nuevo mapa político vasco ha quedado marcado por el fuerte ascenso de Bildu y por la apertura de un complicado proceso de negociaciones políticas y alianzas entre Bildu, PNV, PSE y PP para determinar los ejecutivos de las Diputaciones Forales de Álava y Guipúzcoa; y los Ayuntamientos de Vitoria y San Sebastián.
El líder de Bildu en Guipúzcoa, Martin Garitano, dijo ayer en Radio Euskadi que están en contra del actual modelo de fusión que se plantea -creación un banco común entre BBK, Kutxa y Vital- pide su rediseño y aboga por un ?sistema financiero público vasco?.
Ya ahora la izquierda abertzale tiene un fuerte peso en la asamblea de la Kutxa a través de diferentes plataformas, influencia que podrá ser mayor una vez que Bildu acceda a la renovación de la asamblea que se producirá en marzo. Precisamente en la actual asamblea de la Kutxa aún no tienen los respaldos suficientes para sacar adelante el proyecto de fusión.
De forma paralela discurre la reforma de la Ley de Cajas Vascas, que el Gobierno de Patxi López tiene previsto aprobar para llevar al Parlamento a finales de junio, en que se cambiará el modelo de las asambleas. Hasta ahora el Ejecutivo socialista no tenía grandes problemas para aprobar la reforma, ya que cuenta con el apoyo del PP.
Sin embargo, el resultado del 22M podría colocar en una situación de inestabilidad al Gobierno de Patxi López, si como en la anterior legislatura PNV y PSE deciden unirse en Álava para impedir que el PP gobierne en la Diputación de Álava y en el Ayuntamiento de Vitoria.
La madeja se lía aún más, si se analiza la situación de Guipúzcoa, donde es el partido ganador. El PNV tiene posibilidades mantener el gobierno de la Diputación de Guipúzcoa (de la que depende la Hacienda) si se alía con el PSE y éste podría poner como condición reeditar el pacto en Álava.