
La Sociedad General de Autores saca pecho en sus cuentas anuales por la ?eficacia y transparencia? de su gestión. Una descripción que viene avalada y respaldada por la agencia estatal Aeval, dependiente del Ministerio de Política Territorial y Administraciones Públicas.
La Agencia de Evaluación y Calidad lleva desde 2008 dando el visto bueno al sistema de gestión colectiva y de reparto de los derechos de autor así como a la ?legalidad y transparencia? con la que funciona la Sociedad de Autores. Unos adjetivos que tanto el auto del juez Pablo Ruz como los propios socios de la entidad han puesto en entredicho al calificar a la gestora como ?oscura y con un gran afán recaudador?. La agencia, que depende del ministerio que dirige el vicepresidente de coordinación territorialManuel Chaves, asegura que el sistema de recaudación y reparto es una de las formas más ?eficaces y eficientes para asegurar el cobro de los artistas?. Una visión que choca con la de los socios de la SGAE, el Gobierno, los tribunales y los consumidores. Por el lado de la recaudación, el ?eficaz? sistema está sometido a un intenso debate parlamentario que ha llegado a barajar la eliminación de una de sus patasmásimportantes: el canon digital. A raíz de una resolución de la UE que declara ilegal el gravamen a los aparatos electrónicos y a los dispositivos de memoria como los cds, el Gobierno ha puesto la mesa la opción de acabar con la tasa actual y establecer en los presupuestos una partida para retribuir a los autores.
Por otro lado, el ?eficiente y transparente? sistema de reparto de los derechos de los autores es uno de los puntos más espinosos entre los socios de la entidad gestora. El 17 por ciento de los derechos se reparte por sondeo. Estos sondeos los hace una empresa que se llama Cimec y que preside Teddy Bautista y Francisco Galindo, secretario general de la SGAE. Esta consultora realiza los muestreos entre los bares y las tiendas preguntando que tipo de música suele sonar o que autores y en función del resultados se reparte el dinero. Los autores se quejan de que este sistema beneficia a los más famosos independientemente de lo que suene sumúsica. Por otro lado, otros autores han denunciado que sólo han conseguido cobrar todo lo que les corresponde cuando han reclamado.
Auditorias limpias
Pero la agencia estatal no ha sido la única que respaldó la legalidad y transparencia de la entidad gestora. Las grandes auditoras como KPMG y BDO dieron su visto bueno a las cuentas de la SGAE, de su filial digital y de Arteria que durante los últimos cinco años tuvo auditorías limpias?. Las cuentas anuales del ejercicio 2010 expresan, en todos los aspectos significativos, la imagen fiel del patrimonio y la situación financiera de la entidad?. Así rezan los informes de las tres sociedades durante los últimos años. El trabajo de los auditores no es buscar fraudes si no verificar el estado de la cuenta de perdidas y ganancias de las compañías. Es decir, el papel de las auditoras se limita a verificar que lo que la entidad dice que tiene y vale es lo que verdaderamente tiene y vale por lo que no cuestionan ni el origen o destino de las inversiones, ni las pérdidas, ni verifican si las facturas son reales o están ajustadas a los precios del mercado. ?Nuestro trabajo no incluye la revisión de información distinta a la obtenida a partir de los registros contables de la Sociedad?, informan las auditoras en sus análisis tras aprobar ?sin salvedades? las cuentas de cualquier compañía. Microgénesis, la compañía que el auto de la operación Saga sitúa en la cúpula de la trama empresarial ?parasitaria? que servía para desviar fondos de la SGAE, también tiene auditorias limpias. En el año 2005 la compañía obtiene el visto bueno de los auditores al presentar unos ingresos de 3,7 millones de euros, lo que supone un desvío de casi un millón de euros respecto a los 4,5 millones de euros registrados en los libros contables de 2005.