Opinión

Tecnología para un turismo sostenible

Foto: Dreamstime.

España recibió 82 millones de turistas internacionales en 2017, un récord que nos ha colocado en segunda posición en el ranking mundial en número de visitantes, solo por detrás de Francia. Con una población y tamaño menores que nuestros vecinos, algunos se preguntan si este crecimiento tiene límites o, lo que es más relevante, si los poderes públicos deberían fijar alguno.

Para la Organización Mundial del Turismo (OMT), España puede llegar a los 100 millones de turistas en los próximos años. El problema no es el número de turistas, sino que estos se gestionen de forma adecuada. El sector público y el privado deben implicarse en promover una oferta turística diversificada, de calidad y adaptada a las nuevas demandas que permita un desarrollo sostenible del sector.

Según la OMT, "el turismo sostenible puede definirse como el turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas".

De esta manera, la sostenibilidad del turismo se divide en tres vertientes: económica, social y medioambiental. En el plano económico, el turismo debe ser rentable y crear empleo estable. Desde el punto de vista social, el turismo debe respetar y potenciar el patrimonio histórico y cultural de los destinos. Y, por último, el turismo debe contribuir a la conservación de los ecosistemas y de la biodiversidad. Esta visión se refleja también en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, donde el turismo tiene un papel relevante en tres de ellos.

Una clave para conseguir la sostenibilidad del turismo es la tecnología. La forma de viajar de la gente ha cambiado, y hoy en día todos tenemos el mundo a nuestro alcance en un clic. Este uso de herramientas y aplicaciones digitales permite atomizar mucho más el impacto del turismo, cambiando lo que era antes el pack del todo incluido -donde el beneficio se lo llevaba una única persona y el impacto negativo lo sufría toda la comunidad- a modelos más variados donde el turista puede llegar más fácilmente a zonas menos pobladas, generar ingresos para personas y colectivos que antes no se beneficiaban y con mayor eficiencia en términos ambientales.

No obstante, este proceso de digitalización no es fácil para un sector que no ha sido especialmente innovador. Este reto se complica aún más en España, donde está compuesto principalmente por pymes y ha vivido acomodado por sus buenos resultados.

Por esta razón, la aparición de las plataformas colaborativas y otros nuevos actores digitales ha supuesto un buen acicate para este mercado, que se ha visto obligado a modernizarse y adaptar su oferta a las nuevas demandas del consumidor, que pasan por la personalización, la flexibilidad y la omnicanalidad.

¿Y cómo puede ayudar la tecnología a la sostenibilidad del turismo? El objetivo es guiar la innovación turística para que realmente sea un agente transformador en positivo.

Para ello es preciso por parte de las administraciones públicas una mayor visión e impulso. De cara al cumplimiento de los ODS por parte de España, existe una apuesta por la sostenibilidad, pero hace falta que los poderes públicos pongan el foco en el desarrollo sostenible del turismo, como un sector clave que debe apoyarse en la innovación y las nuevas tecnologías para mejorar su competitividad y resolver problemas recurrentes como la estacionalidad, la centralización de la oferta y la falta de rentabilidad.

Por su parte, las empresas turísticas deben llevar a cabo un cambio de paradigma, por el cual su rentabilidad se mida combinando la búsqueda legítima del beneficio económico con la generación de un impacto social positivo y la gestión medioambiental eficiente. Esta creación de valor compartido de la que habla Michael Porter es la visión que deben adoptar las empresas turísticas.

Asimismo, la colaboración público-privada es esencial. Las empresas turísticas -y en especial las nuevas plataformas y actores digitales- tienen que jugar un papel crucial para buscar oportunidades en pro de la sostenibilidad, así como para solucionar los posibles problemas sociales y medioambientales generados por las disrupciones tecnológicas. Estas cuestiones se deben abordar con fórmulas innovadoras de colaboración, y no con soluciones restrictivas que limiten la introducción de las nuevas tecnologías en el turismo.

En definitiva, es responsabilidad tanto de los poderes públicos como de las empresas integrar la tecnología de forma adecuada en el turismo como un factor positivo para el entorno social y medioambiental que recibe a esos turistas.

Esto permitirá hacer el turismo más sostenible, incrementar la satisfacción de los ciudadanos y mejorar la experiencia del turista, consiguiendo que sea un sector del que España puede seguir sacando pecho.

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