
Habrá interminables discusiones en torno al Brexit. La Fed subirá los tipos de interés. Donald Trump tuiteará alguna estupidez en mitad de la noche, el Manchester City fichará a un adolescente brasileño increíblemente caro pese a que esté 30 puntos por delante en la Premier League y el euro se verá afectado por alguna crisis política o de otro tipo en Italia.
Hay muchas cosas que ya sabemos que sucederán en 2018. Pero, ¿cuáles son los verdaderos cisnes negros, es decir, los eventos que están inmediatamente fuera de todos los radares, pero que aun así podrían tener un gran impacto en los mercados?
Después de todo, casi todos los años se presenta algo sorprendente. Nadie esperaba que el bitcoin alcanzara los 20.000 dólares en 2017, o que la alemana Angela Merkel se acercara al final de su largo reinado como canciller al tiempo que cede el liderazgo europeo a un joven presidente francés, o que Donald Trump obtuviera un éxito relativo en la Casa Blanca sacando adelante una enorme reforma fiscal y presidiendo un crecimiento de 3 puntos porcentuales. Un año antes, nadie esperaba que David Cameron se retirara después de perder el referéndum de la UE o que la OPEP lograría por fin un acuerdo y comenzaría a subir el precio del petróleo.
Entonces, ¿qué podría pillar a todo el mundo por sorpresa en 2018? Por definición, nadie puede predecir en realidad un verdadero "Cisne Negro"; obviamente, una vez que un evento ha sido pronosticado, ya no es completamente impredecible. Aun así, he aquí cinco eventos posibles que podrían resultar traumáticos para los mercados en los próximos meses.
El primero: Polonia sale volando de la UE y entra en una renovada Área Económica Europea (AEE) con Gran Bretaña. La tensión entre Bruselas y Varsovia lleva meses en aumento, y justo antes de Navidad la UE co- menzó a tomar medidas para suspender sus derechos de voto. Es difícil que alguna de las partes dé marcha atrás ahora sin quedar mal. A diferencia de Gran Bretaña, Polonia tiene mucho que perder si abandona la UE. Ha prosperado como base manufacturera para las empresas alemanas: sus exportaciones a Alemania por sí solas suman 54.000 millones de dólares (Reino Unido es su siguiente mayor socio comercial con 13.000 millones de dólares), por lo que necesita acceso al mercado de la UE. Pero puede obtenerlo uniéndose al Área Económica Europea y permaneciendo en el Mercado Único. Si el Reino Unido se uniera también, y luego los suizos, una AEE que incluyera a Polonia, Gran Bretaña, Suiza y Noruega sería de repente una alternativa real a la UE. Quién sabe, ¿algunos países más podrían considerarla preferible a la muy centralizada Unión que intenta crear Emmanuel Macron? Y Europa, de repente, tendría dos bloques comerciales en lugar de uno.
Segundo evento: Japón hace un Merkel y abre sus puertas a la inmigración masiva. Ahora que está entrando en la tercera década de estancamiento y recesión, todos saben cuál es el verdadero problema de la economía japonesa. Su población disminuye. Ya se está reduciendo, y se prevé que habrá caído un tercio en 2065. Las economías no crecen cuando cuentan con menos personas cada año. Simplemente no hay suficientes consumidores o trabajadores. El resultado ha sido que la tercera mayor economía del mundo ha dejado de crecer. Pero hay, por supuesto, una solución muy simple. Podría abrir sus puertas a la inmigración masiva. Es cierto que Japón es un país insular, con poca tradición de migración. Pero eso también pasaba en Alemania hasta hace poco. No sería precisamente la primera vez que una crisis económica provoca un cambio de rumbo radical. Si la inmigración acabara consiguiendo que Japón creciera de nuevo, sería un gran cambio para la economía global, y para mejor.
Tercero: una reacción contra la corrección política. Con una nueva coalición de derechas en el poder, Austria se ha convertido en el primer país del mundo en revertir la prohibición de fumar. Casi todos los países del mun- do han impuesto durante las dos últimas décadas cada vez más restricciones al tabaco, la bebida y cualquier otro vicio. Pero, ¿y si eso se diera la vuelta? A Donald Trump seguramente le encantaría hacer pedazos algunas leyes sanitarias. Canadá planea legalizar la marihuana, y muchos Estados de EEUU ya lo han hecho. Eso podría convertirse en tendencia global. Si se eliminaran las normas-niñera de los Estados, sería genial para las empresas pecadoras de sectores como el tabaco y el alcohol, y los accionistas que entraron en ellas los primeros serían más felices que un propietario de club nocturno vienés al que acaban de decir que sus clientes no tienen que pasar la mitad de la tarde fuera pasando frío fumando un cigarrillo.
Cuarto evento: un mercado del oro alcista. Desde la crisis del euro de 2011, cuando todo el mundo corrió hacia el precioso metal y su precio se disparó a 2.000 dólares la onza, el oro ha estado hundido. Ha pasado cinco años yendo exactamente a ninguna parte, mientras el precio de cualquier otro tipo de activo se ha disparado. Peor aún, el bitcoin y las otras criptomonedas han ocupado su lugar: si desea un refugio alternativo seguro para su dinero, se han convertido en el lugar idóneo. Pero, tarde o temprano, un crac del bitcoin es inevitable. Podría acabar teniendo un papel útil en el sistema financiero, pero nadie puede negar que se ha convertido en una salvaje fiebre de inversión, y eso siempre termina mal. Cuando colapse, como seguramente ocurrirá algún día, el oro será la alternativa natural. Su valor se disparará: de hecho, el dinero inteligente probablemente ya esté cambiando del bitcoin a su alternativa más antigua.
Cinco: Google y Apple abandonan la UE. 10.000 millones de euros. ¿20.000 millones? ¿30.000 millones? Seguro que tiene que haber algún nivel de sanciones punitivas que hagan imposible que los gigantes tecnológicos estadounidenses operen en Europa. Apple ya ha recibido una multa de 14.500 millones de euros por "impuestos atrasados" en Irlanda, a pesar de que el Gobierno de Dublín no quiere el dinero y argumenta que actuaba de manera completamente legal. Google ha recibido grandes multas por "restringir la competencia", aunque en el mundo de los negocios todos dirán que la eficiencia de su motor de búsqueda hace que le sea prácticamente imposible cobrar de más por ninguna cosa. Amazon está sujeta a constantes investigaciones, al tiempo que cunde la preocupación por si su implacable reducción de precios crea deflación. La UE se ve a sí misma como un regulador global, que impone sus estándares en el mundo. Pero habrá un momento en que los directivos de esas compañías podrían tener que decidir que ya no pueden correr el riesgo de operar en Europa. Claro que es un gran mercado. Pero muchos bancos decidieron que la legislación financiera de Estados Unidos se había vuelto tan estricta que ya no podían tener clientes estadounidenses. Del mismo modo, las empresas tecnológicas pueden determinar que la UE se ha vuelto tan represiva, que no tienen más remedio que salir.
Por supuesto, podría pasar que ninguno de esos eventos sucediera. La economía japonesa lleva en crisis durante mucho tiempo sin que surja voluntad política para abordar sus causas fundamentales, y los gigantes tecnológicos tienen una cuenta bancaria lo suficientemente amplia como para recibir un gran castigo de los reguladores.
Dicho esto, todos los años suele aparecer algo que toma completamente por sorpresa a los mercados; y estas son algunas de las posibilidades para 2018.