
Cuentan que Gonzalo Fernández de Córdoba ridiculizó a Fernando el Católico cuando éste le pidió cuentas de los gastos de la campaña de Nápoles, con una enumeración de gastos exorbitantes en conceptos absurdos. De este episodio, o anécdota, de nuestra historia "las cuentas del Gran Capitán" han quedado como frase hecha para aludir a una relación exagerada de gastos o de cualquier tipo de contabilidades.
Definición que muy bien puede aplicarse a estos Presupuestos para 2015, cuya credibilidad se fía más a la fe que a la razón.
Porque decía Montoro que una de las ventajas del ministro de Hacienda es que dispone de los números para expresar sus argumentos. Y si nos atenemos a los números resulta difícil de entender que con la congelación de los salarios, una subida del 0,25% en las pensiones, una reducción de menos de dos puntos en la tasa de paro, el aumento de la fiscalidad real a las empresas, el práctico estancamiento de las importaciones (que son bienes de consumo y de inversión) y la caída de un punto en el consumo público, se pueda predecir un comportamiento expansivo en la demanda nacional hasta aportar 1,4 puntos al avance del PIB.
Y ello sin hablar del incremento de 1,6 puntos porcentuales previsto en las exportaciones, en un escenario de estancamiento o recesión en las economías de la zona euro, que aportan el 43% de nuestras ventas en el exterior.
Son los mismos números que nos revelan como la previsión del 2% de crecimiento de la economía se deja casi exclusivamente en esos 9.000 millones que, dicen, va a poner la reforma fiscal en manos de los contribuyentes, lo que es mucho fiar, mientras que el cumplimiento de los objetivos de déficit se encomienda a crecimiento del 5,4% de los ingresos tributarios y no al recorte de los gastos, que crecen el 4,3% en total, con subidas del 4,6 y del 1,6% en los gastos corrientes y de personal, es decir, el gasto improductivo.
Claro que entramos en un año electoral y los tiempos de sufragios suelen ser propensos a milagros. Pues tengamos fe. Que la razón nos la están perdiendo.