Opinión

Política, economía, empleo... Lo que hemos aprendido de la crisis y lo que aún nos falta por aprender

Los ciudadanos hemos aprendido gracias a la crisis que debemos tener más conocimientos financieros para evitar que nos engañen y que parte de nuestro sistema político es el origen y la causa de la mayoría de los males que nos azotan. Banqueros aviesos y políticos corruptos y sin mucha preparación han provocado el desempleo y la miseria de millones de españoles.

¿Y qué nos ha enseñado la crisis que sufre nuestro ineficiente mercado laboral? Pues fundamentalmente que el debate ideológico entre derecha (empresa) e izquierda (trabajadores) está desfasado y que hay que apostar por la productividad y la competitividad a través de la cooperación y el entendimiento de empresarios y empleados. Porque sobreproteger al trabajador es tan perjudicial como dejarlo totalmente desprotegido y sin alternativas.

De hecho, el número de empresas que se han desmarcado de los convenios laborales alegando problemas de viabilidad está aumentado considerablemente, puesto que la adopción de esta práctica se ha generalizado progresivamente debido a causas económicas, técnicas, organizativas o productivas en el actual contexto de crisis. Pero contradictoriamente, el 71% de las sentencias relacionadas con ERE (extinción de empleo) dictadas durante el año 2012 fueron declaradas nulas por defectos de forma.

La desvinculación de los convenios y los descuelgues ha permitido a muchas empresas salvarse de situaciones que hubieran podido acabar en concurso de acreedores y mantener el empleo de parte de sus plantillas. Y la contrapartida ha sido que multitud de empleados han sido despedidos percibiendo menores indemnizaciones a las que antes se recibían. Y además, los trabajadores que han conseguido mantener sus puestos de trabajo han visto reducido su sueldo.

Sin duda son medidas duras y traumáticas, pero también hemos de tener en cuenta que si no existiera la posibilidad de desvincularse de los convenios o de ser más flexibles muchas compañías, que todavía siguen operando en el mercado, habrían desaparecido dejando a todos sus empleados sin trabajo.

De todos modos, el mercado laboral español sigue sin ser "flexiseguro" debido a que no es capaz de reabsorber a la gran mayoría de trabajadores que se quedan en paro, puesto que no existe un trasvase fluido de trabajadores que puedan pasar de un sector o actividad económica a otra. Y ni siquiera de una empresa a otra. Evidentemente falta mucho por hacer: bajar las cuotas sociales, definir un contrato flexible a tiempo parcial, reducir el número de contratos...

¿Necesita España devaluar los salarios (sobre todo reducir los costes laborales unitarios) para recuperarse y crecer? Pues la verdad es que la competitividad de nuestra economía no solo depende de la devaluación de los salarios, sino de otros factores como el talento y la inversión en I+D+i. Pero como ésto último es más difícil en un contexto de superviviencia económica, resulta que las rebajas de salarios y los despidos han sido las medidas con las que muchas empresas han logrado sobrevivir.

Y eso que la falta de flexibilidad de los sindicatos no lo ha puesto demasiado fácil. Definitivamente, ha llegado la hora de que el trabajador individual esté por delante de la negociación colectiva.

La problemas que afectan al mercado de trabajo español también están interrelacionados con nuestro modelo productivo y con la deuda pública. Tanto pymes y autónomos como empleados son víctimas del engaño de la crisis, que en realidad es la máscara que esconde la corrupción político-financiera y el despilfarro del dinero público.

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