Opinión

Los cupones de alimentos salvan Acción de Gracias a 42,2 millones de estadounidenses

Estados Unidos celebra hoy su festividad más importante del año con una economía que crece a un 2% y una tasa de paro que se sitúa cómodamente en el 7,9%. Cifras que serían la envidia digamos, por ejemplo, de la Eurozona.

El presidente Barack Obama respirará aliviado al saber que comerá pavo en la Casa Blanca hasta 2016 mientras que Ben Bernanke espera que, tras su mensaje del pasado martes, los legisladores regresen al Congreso la semana que viene con la intención de tomar algún tipo de acuerdo que solvente, o al menos retrase, el brusco ajuste fiscal que se avecina.

Sin embargo, el día de Acción de Gracias de 2012 será recordado como la jornada en que un total de 42,2 millones de estadounidenses tendrán que echar mano de los cupones de alimentos esponsorizados por el Gobierno para poder cenar tranquilos. Organizaciones como The Food Stamp Challenge estiman que una familia que tenga que acogerse a este tipo de medidas para celebrar 'Thanksgiving' tiene un presupuesto de 1,25 dólares por persona para comprar comida en un día tan señalado. Menos de lo que cuesta un café.

Estas cifras ponen de manifiesto que todavía existe un amplio número de personas que no terminan por disfrutar los brotes verdes de la primera potencia mundial, una justificación más para que los legisladores no se duerman en los laureles y eviten que la clase obrera y el ciudadano de a pie no se despeñe por el abismo fiscal a comienzos de 2013.

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