El presidente de la Comisión Europea sacó el sable contra bancos. Sable lusitano lloroso y lastimero cual fado. Dice que los bancos recapitalizados no podrán repartir dividendos, ni dar bonos. Según el fado María la Portuguesa, se quedó esperando a su amor marinero, y los banqueros se van a quedar esperando su dinero.
A las instituciones europeas se les acabó la paciencia. Pero antes debía habérsenos acabado a los ciudadanos. Un Banco Central Europeo (BCE), una Autoridad Bancaria Europea (EBA), una Comisión, un Consejo de Ministros, un? test de estrés, bancos inspectores nacionales, troicas investigadoras? funcionarios, empresas colaboradoras? ¡Y ahora dicen que creen que la banca no ha calculado bien los riesgos en las inversiones de los dineros de sus clientes y necesitan recapitalización! ¡A buenas horas!
Si la Unión Europea fuera una democracia representativa de verdad, un Gobierno sujeto a unas elecciones directas no dejaría pudrir las cosas así; peligraría su voto. Cuando la democracia es de segundo o tercer grado, la condición para mantenerse en el puesto son las relaciones con las oligarquías. La UE está a merced de los eurócratas, desde el presidente Van Rompuy hasta el último inspector del BCE.
Por eso, los dirigentes de la UE tienen poca legitimidad democrática que apoye sus decisiones. La Comisión no sancionó a Francia y Alemania cuando incumplieron la norma del déficit público. ¿Tendrá la autoridad ne- cesaria para sancionar a los grandes bancos europeos? Es fácil ponerlo en duda.
No sólo se trata de llamadas de atención, multas o incluso denuncias a los tribunales que decidan las consecuencias penales de los actos de los banqueros. El consejo de administración de un banco intervenido no debe seguir rigiendo los destinos de una institución en la que depositan dinero y confianza los clientes; deben dimitir sus órganos de gobierno.
En caso contrario, estaremos poniendo entre todos el dinero para que quienes han llevado sus bancos a la ruina sigan gozando de sus envidiables trabajos. ¿Tendrán los eurócratas las narices para hacerlo?
J. R. Pin Arboledas. Profesor del IESE, Titular de la Cátedra de Gobierno y Liderazgo en la Administración Pública.