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¿Cambio de Ministro/a o de Presidente?

El ministro Corbacho candidato al Parlamento catalán; estaba cantado. También es razonable que el president Montilla abandone el escaño si, como es probable, el PSC-PSOE no logra formar Gobern. Entonces, Corbacho sería el político socialista catalán en contacto con Moncloa. Aunque, si esta es la hipótesis, Rodríguez Zapatero debe recordar que Montilla fue ministro del Gobierno español antes que president y ahora es president antes que ex ministro.

Si bien la pérdida de puestos de trabajo y el aumento de desempleo ha sido la cosecha de Corbacho como ministro, no todo fue su culpa. Fue el presidente el que negó la crisis y paralizó las decisiones necesarias. Dicho esto, no puede alabarse a un ministro que mantuvo un paripé de negociación, Gobierno-sindicatos-CEOE, que paralizó las decisiones año y medio. Un ministro que defiende una reforma que, finalizado el trámite parlamentario: no acaba con la dualidad temporal-indefinido entre trabajos; no modifica de verdad el despido; mantiene su judicialización; y no cambia la negociación sindical.

Pero a ministro muerto (políticamente hablando) ministro puesto. ¿Hay recambio? Por supuesto, en el PSOE hay personas técnicamente solventes. Pero ¿serán políticamente adecuados? ¿Serán dóciles a Rodríguez Zapatero? Si no, no sirven.

Se habla del vicepresidente D. Manuel Chaves; fue ministro de trabajo con Felipe González y vivió una huelga general, el 14 de Diciembre de 1988; "un duro golpe para el Gobierno" afirmó entonces. Reúne la categoría de "dócil" al presidente, ¡cómo si no se hubiese dejado nombrar vicepresidente de Política Autonómica cuyas decisiones toman otros, por ejemplo en la negociación de los presupuestos de este año! Otros nombres tienen características similares. Octavio Granado es un político castellano-leonés de fidelidad zapateril. Recambios hay.

Pero de nada sirve un nuevo ministro, si no cambia la política laboral y ésta no es la razón de su sustitución; como no sería la de sustituir a Trinidad Jiménez si se presentase a las elecciones madrileñas. En ambos casos es conveniencia electoral del partido. La experiencia dice que sólo el presidente puede cambiar la política laboral. Entonces: ¿por qué no lo sustituye su partido? Ganas hay, faltan agallas. Al menos eso dicen algunos mentideros del PSOE.

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