Los calores estivales propician el sesteo. Agotados por el largo invierno y la primavera lluviosa deseamos reposar. Este año especialmente. Economía y política nos han llenado de congoja. Nos iremos de vacaciones pensando que lo vivido es una pesadilla de la que estamos despertando.
Tranquilizan: los tres meses consecutivos de descenso del paro registrado en el Inem y la difícil y cara renovación de la deuda soberana y de las instituciones financieras. El turismo de verano dará liquidez a un cuarto de millón de españoles más, aunque sea con contratos temporales. La tranquilidad se transforma, poco a poco, en modorra que acaba en sueño profundo que se apodera de la imaginación.
Leo la prensa: anuncia un cambio de Gobierno ¡No puedo creerlo! El nuevo ministro de Exteriores es Pau Gasol, sus años en la NBA y su dominio del inglés le ayudarán para manejar los asuntos internacionales. Pero aún hay más: ministro de Trabajo, Rafa Nadal, su constancia y capacidad de recuperación es un gran ejemplo para los trabajadores y empresarios del país; de Industria, Jorge Lorenzo, que ha sabido cómo responder a los esfuerzos de un grupo de especialistas en el complicado mundo de las motocicletas y llevarlos al triunfo; de Economía y Hacienda, Alberto Contador, aparte de que el apellido le acerca a las cuentas su habilidad para subir repechos asegura la salida de la crisis, acumula Agri- cultura porque recorre el país; de Defensa, Iker Casillas, es el capitán y para cualquier golpe; de Administración Territorial Vicente del Bosque, ha conjuntado un grupo de diferentes comunidades autónomas y aprovechado sus potencialidades creando un equipo (escribo antes del partido con Alemania)... La lista sigue.
¿Dónde está el truco? Doblo la página del periódico y leo: es el equipo del presidente... Me despierto sin leer ese nombre, era un sueño sobre España y sus gentes ¡Qué buenos vasallos si hubieren buen señor!
J. R Pin Arboledas, profesor del IESE.
