Opinión

Antonio Papell: El análisis: CajaSur se suicida (y nos enfanga a todos)

La caja de ahorros cordobesa Cajasur, en manos de la Iglesia católica, dirigida por un clérigo singular, Santiago Gómez Sierra, ha optado por suicidarse y solicitar la intervención del Banco de España cuando estaba a punto de salvarse.

Personalismos inexplicables y el prurito de no caer en otras manos más sólidas ?la fusión con la malagueña Unicaja, saneada, estaba prácticamente ultimada- han obligado a esta drástica decisión, que costará dinero al contribuyente y que arroja nuevas sombras sobre el sistema financiero español, en un momento en que España necesita acreditar toda la solvencia posible en los mercados internacionales (no sólo por razones políticas de imagen sino porque, cuanto más patente sea nuestro deterioro, más caros nos saldrán los créditos en el exterior).

Podría entenderse tal arrogancia si Cajasur fuera una institución sólida pero, en el momento de la intervención, se encontraba prácticamente en quiebra, por la pésima gestión de sus dirigentes, apoyados con vehemencia por la jerarquía eclesiástica. La caja cordobesa perdió 596 millones de euros en 2009 y había acumulado unas pérdidas en el primer trimestre de otros 114 millones de euros. En esta situación, el regulador no ha tenido más remedio que inyectar inmediatamente unos 550 millones de euros del FROBB (el Fondo de Reestructuración Bancaria) para poder atender a los clientes.

Después de meses de negociaciones, la fusión estaba prácticamente ultimada, El único escollo, la necesidad de despedir a más de mil trabajadores, se había resuelto mediante un acuerdo verbal de Braulio Medel, presidente de Unicaja, con la mayoría de los sindicatos que contemplaba un ajuste de la plantilla de 1.224 personas con rebajas retributivas, prejubilaciones y bajas incentivadas. Las cajas pusieron 200 millones a repartir entre mil trabajadores, "con una media de 200.000 euros por persona". Pero en el último momento, ayer por la noche, el consejo de administración de Cajasur, que debía ratificar definitivamente la operación de fusión/salvamento, votó en contra. Significativamente, el ?no? tuvo el respaldo de los seis sacerdotes consejeros, los cuatro representantes de los impositores y el representante de Aspromonte, el sindicato de la caja y afín a la Iglesia. Hubo ocho votos afirmativos y una abstención.

Todas las fuentes coinciden en interpretar lo ocurrido como una obstinación de Gómez Sierra, quien detesta a Braulio Medel, de quien dice no fiarse. Lógicamente, lo primero que ha hecho el Banco de España ha sido destituir al consejo de Cajasur y nombrar a tres administradores, que dirigirán el día a día de la institución hasta que se decida su destino. En otras palabras, la Iglesia ha preferido perder absolutamente todo control sobre la caja a mantener alguna influencia en el ente fusionado. Con lo que ha dado de paso un mazazo al sistema financiero y a toda la sociedad de este país.

Ya es en sí profundamente antiestético que la Iglesia gestione una institución de crédito. Pero es intolerable que por antipatías perfectamente terrenales y descriptibles mantenga conductas lesivas para toda la colectividad. Muchas explicaciones tendrán que dar los obispos, que ya están defendiendo desde el púlpito y sus tribunas esta locura, para congraciarse con una opinión pública que, afortunadamente, había empezado a enterrar el viejo anticlericalismo de este país.

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