
Nuestra deuda pública ya ha superado en septiembre el billón de euros, una carga insoportable para nuestra economía, que nos resta expectativas de futuro.
No puede haber un crecimiento sostenido y fuerte cuando el país debe prácticamente todo lo que produce. El esfuerzo de saldar nuestros compromisos nos impide invertir en actividades que promuevan el crecimiento.
En este contexto no tiene mayor importancia que, con la revisión del PIB en las próximas semanas para adaptarlo a la nueva metodología SEC2010, vaya a bajar ligeramente nuestro porcentaje de deuda que actualmente se sitúa e en el 98,9 por ciento del PIB.
Lo que interesa es ver cómo reducir esa carga y no hay más solución que la reforma del sector público que el Gobierno se resiste a hacer.