
Se avanza pero a ritmo lento. Los últimos datos recabados por el Centro Internacional Trabajo y Familia del Iese correspondientes al mes de abril y presentados ayer en el Foro Audi revelan que un abultado 36 por ciento de las mujeres toma las decisiones en el plano profesional guiadas por mantener un equilibrio entre vida familiar y laboral, frente al 24 por ciento de los hombres. En equivalente porcentaje se decantan por otros criterios como el de la promoción profesional, algo que prioriza el 19 por ciento de mujeres.
Aunque la diferencia sigue siendo patente, los estrechos márgenes de respuesta de unos y otras llevan a pensar que "las cosas están cambiando y que los hombres están hoy más dispuestos a asumir el reto de la conciliación", en palabras de Nuria Chinchilla, directora del centro.
Además, otra buena noticia, según esta experta, es la buena experiencia que para los hombres supone asumir experiencias hasta no hace mucho sólo disfrutadas por las mujeres. Por ejemplo, el 12 por ciento de los hombres encuestados para el estudio (con perfiles de directores generales, de departamento, jefes de sección y autónomos) han disfrutado de una baja por paternidad y de éstos el 69 por ciento declara haber tenido una experiencia positiva.
Experiencia negativa
En el caso de las mujeres sin embargo, del extenso 82 por ciento que disfrutaron de su baja de maternidad, sólo el 33 por ciento extrajo una experiencia positiva, frente al 42 por ciento que vivió su baja de forma negativa.
Todavía más gráficas son las respuestas del millar de encuestados cuando se les pregunta por la experiencia vivida al disfrutar de una reducción de jornada para cuidar a padres o suegros. En similar porcentaje, 65 y 63 por ciento, hombres y mujeres manifiestan lo opuesto: los primeros declaran una vivencia positiva, las segundas, negativa.
Pero uno se da cuenta de hasta qué punto queda camino por recorrer cuando sabe de datos como otro de los que destacó Chinchilla ayer: uno de cada cuatro embarazos se traduce en despidos para la mujer.
Este hecho, puesto de manifiesto en un estudio de la Fundación Madrina, se sigue dando en el mundo de la empresa. Como explica la experta: "Se trata de despidos que alegan falta de compromiso, situación de mobbing laboral o jornadas a tiempo parcial que relegan a la mujer, despojándole de competencias y tareas". Una invitación a marcharse, en toda regla.
Ante esto, muchas no esperan el despido y son ellas las que se marchan: "El 10 por ciento se da de alta como autónoma y abre su propio negocio o desarrolla una actividad por su cuenta".
Ante este panorama, la experta no dudó en afirmar que "estamos machacando la ecología humana porque no hay tiempo para tener hijos y mucho menos para educarlos". "En las empresas falta capital social, que se traduce en relaciones laborales sanas y duraderas", añadió. Por otra parte, propuso que aprovechar las medidas de conciliación para "estar en casa cuidando de la familia debería valorarse y hasta consignarse en los currículos, porque de lo contrario se tiene una visión muy parcial de la persona".
De primera oficial a capitán
Con todo, hay empresas en las que la igualdad entre hombres y mujeres es de difícil encaje. Por ejemplo, Juan Manuel Cruz, director corporativo de Relaciones Laborales de Acciona, comentó el caso de una de una primera oficial de Transmediterránea con posibilidad de promocionar a capitán de barco. Salto profesional que se da tras 70 horas de embarque, algo que esa mujer no podía hacer dado que acababa de ser madre y había solicitado un puesto de tierra.
También se refirió al sector de la construcción, poblado mayoritariamente por hombres. "Aunque incluso en el tradicional tajo se están dando pasos", dijo Cruz, que ofreció el dato de que en estos momentos hay un 9 por ciento de mujeres trabajando, frente al 5 por ciento de hace unos años.
Marina Mateo, directora de Relaciones Laborales y Sociales de Caja Madrid, comentó por su parte que la sociedad española "ha mejorado sensiblemente en materia de igualdad desde hace 30 años" pero que no se ha alcanzado una verdadera equidad. Y para eso, también toca a las propias mujeres, según dijo, "ser más ambiciosas para torcer esa situación desfavorable y de esta forma aspirar a los mismos puestos directivos que los hombres".