
La Casa Blanca está barajando todas las posibilidades para salvar a General Motors, Ford y Chrysler, incluso la opción de una quiebra controlada. Es la primera vez desde que las empresas del sector mostraran sus dificultades financieras que la Administración Bush admite públicamente esta posibilidad. Chrysler anuncia la parada técnica de sus fábricas en EEUU por un mes.
"Una declaración de quiebra controlada figura entre un abanico de opciones examinadas por la Administración", ha admitido hoy la portavoz de la Casa Blanca Dana Perino. "Estamos muy cerca de la decisión", agregó sin dar más detalles.
Perino ha reiterado que una declaración de quiebra incontrolada "no es una opción" para el presidente estadounidense George W. Bush. Pero ésta es la primera vez que este Gobierno habla explícitamente que una declaración de quiebra controlada es una de las opciones consideradas.
Una quiebra no controlada tendría consecuencias "terribles" para una economía estadounidense que ya está mal y que no podría soportarlo, ha explicado Perino. En cambio, "podemos optar por una quiebra de manera ordenada y favorecer una estabilización menos brusca", agregó.
El gobierno de Bush vio como el Senado rechazaba la semana pasada un plan para salvar a los fabricantes de automotores que negoció en el Congreso. El Gobierno está decidido a encontrar otras soluciones y estudia los medios para intervenir, tratando de establecer con cuánto dinero y en qué condiciones.
Otras opciones
Entre las diversas opciones para salvar a la industria del automóvil, también estaría la de usar los fondos del paquete de 700.000 millones de dólares destinados a la banca, el famoso TARP (Troubled Asset Relief Program).
"Ante la actual situación de debilidad de nuestra economía, consideremos otras opciones si fueran necesarias, incluido el uso de los fondos del Programa de Alivio de Activos con Problemas (TARP, por sus siglas en inglés), para prevenir el colapso de la industria automotriz", afirmó Perino el pasado 12 de diciembre.