
Si hay un termómetro que los mercados consultan en los últimos tiempos para conocer la salud de un activo de deuda, ese es el de los credit default swaps -CDS-, los seguros sobre el crédito. Estos productos nacieron a finales de los 90 y con la crisis financiera se han convertido en una referencia ineludible: una subida en vertical de su precio es síntoma inequívoco de que la confianza de los inversores en el producto sobre el que se basan flaquea.
Ayer, los CDS sobre los bonos españoles a 10 años alcanzaron su máximo histórico en 141 puntos básicos. Es decir: si un inversor quisiera asegurar hoy 10.000 euros que hubiera colocado en bonos españoles a 10 años ante un hipotético riesgo de impago -un riesgo que, con la nueva calificación de S&P, es de sólo un 0,05%- tendría que pagar una prima anual de 141 euros. No parece mucho dinero, pero es mucho más que los poco más de 30 euros que hubiera tenido que pagar hace un año. Y, además, los inversores que contratan este tipo de productos son profesionales que, por lo general, mantienen inversiones de millones de euros en un activo específico. El CDS sobre el bono alemán se pagaba ayer a 54,6 puntos básicos.
Los mayores problemas, en cualquier caso, los tendrá el Tesoro español, que como consecuencia de esta creciente desconfianza se verá obligada a pagar más intereses por el dinero que pida prestado. "No es previsible que caiga la demanda de deuda pública española -explica Estefanía Ponte, analista de Fortis- porque incluso con la rebaja, la calificación de España sigue siendo de muy alta calidad". "Lo que sí es inevitable es que tenga que elevar el rendimiento que ofrezca en sus subastas", añade Ponte.
Sin impacto sobre las letras
Esta misma semana el Tesoro tiene previstas subastas de letras a 3 y 12 meses, pero estas emisiones todavía no notarán el impacto de la rebaja del rating. S&P ha mantenido intacta la calificación de la deuda a corto plazo y, según señala Ponte, "el rendimiento de las letras se mueve en función al euribor", que sigue su trayectoria descendente. Ayer el tipo de interés interbancario cerró en el 2,572%, después de su sexagésimo novena caída consecutiva.
Sobre las emisiones a más largo plazo -a 3, a 5, a 10 y a 30 años- el impacto sí será más negativo, y podría elevar los diferenciales del rendimiento de los bonos españoles respecto al alemán, pero los analistas coinciden en matizar su importancia.
Marian Fernández, responsable de estrategia de Inversis, explica que "ya hace un tiempo que el spread -la diferencia entre los rendimientos de dos activos- entre la deuda española y la alemana se estaba deteriorando, es decir, que en parte esta decisión ya se esperaba hace meses". Por eso, Fernández asegura que la rebaja de la calificación "ya estaba parcialmente reflejada en los precios de la deuda". "La noticia no sorprende -concluye Fernández-, lo que sorprende es la rapidez". Habitualmente, desde que una agencia advierte de un posible recorte hasta que éste se hace efectivo transcurren varios meses. Esta vez, y como ya ocurriera con Grecia, ha pasado sólo una semana.
Diferencial estable
La evolución ayer del diferencial sostiene la tesis de la analista: quedó en 115 puntos básicos, muy por encima de los 82,5 puntos básicos del viernes 9 de enero -el último día de negociación antes de conocerse que la agencia situaba a España en vigilancia con vistas a un posible recorte-, pero ligeramente por debajo de los 118 puntos del viernes 16 de enero. La semana pasada, el diferencial llegó a superar los 125 puntos. Además, la responsable de Inversis, señala que el aumento de los costes de financiación del Tesoro español se produce "en un escenario en el que ocurre lo mismo en casi todos los países".
Y José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, señala que "lo relevante no es el diferencial con el bono alemán sino el coste efectivo. El aumento de los diferenciales ha coincidido con agresivas bajadas de tipos del BCE por lo que la decisión de S&P es equivalente aproximadamente a una bajada de tipos de 25 pb del BCE". Díez añade que "por suerte nuestra pertenencia al euro permite que en medio de la crisis financiera nuestro banco central pueda bajar tipos [...]; Suecia que está fuera del euro y tiene el mismo riesgo de impago que España no ha podido bajar los tipos tan agresivamente".
Por otro lado, los analistas aseguran que, a la vista de los argumentos con los que S&P bajó la nota a España, hay otros países en riesgo. Fernández explica que "la evolución de los CDS sobre la deuda británica es muy similar a los de los bonos españoles, y compartimos crisis financiera e inmobiliaria". Díez, por su parte, señala que "si uno lee la nota de S&P y cambia España por Reino Unido los argumentos también son validos".