
Si tiene un depósito bancario que le ofrece un interés de más del 5%, disfrútelo mientras pueda, porque este año no recibirá ninguna oferta similar. El cambio de política monetaria del Banco Central Europeo, con recortes en el precio oficial del dinero que aún no han hallado suelo, ha obligado a las entidades financieras a replantearse la gestión de su pasivo y más concretamente la recompensa que ofrecen a sus clientes por depositar efectivo.
Durante el año pasado, y aun a costa de reducir el beneficio por cliente, bancos y cajas ofrecían en sus imposiciones a plazo fijo una remuneración que en la mayoría de los casos se situaba entre el 6 y el 10%, dependiendo del plazo. La prioridad era entonces obtener liquidez para depender menos del mercado exterior, cerrado para préstamos entre bancos, y tener al menos la certeza del coste que suponía disfrutar de ese volumen de fondos.
Para este curso, y siempre según las circunstancias actuales que marca la más aguda y cambiante crisis de las últimas décadas, la estrategia de la banca dejará aparcada, en la medida que pueda, la llamada guerra del pasivo. La constante bajada de los tipos de interés, que podrían cerrar el año entre el 1 y el 1,5%, hace inviable para las entidades ofrecer las rentabilidades vistas en los últimos meses. Por ello, y coincidiendo con los últimos recortes decididos por el Banco Central Europeo, los depósitos han visto caer su remuneración.
Diferencial
En el último año, los clientes bancarios han disfrutado de rentabilidades muy elevadas en comparación con el precio oficial del dinero. En algunos casos alcanzaban el 8 y el 10%, frente a unos tipos de interés en el 4%.
Estos beneficios, según fuentes financieras, se van a terminar. De hecho, las tasas por depositar el dinero en las sucursales ya han experimentado caídas y las mejores remuneraciones se colocan en niveles de entre el 5 y el 7%.
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