Maarten Polfliet, responsable de gestión cuantitativa de Robeco, tiene claro que conocerse a sí mismo como ser humano le ayuda a la hora de invertir. Este experto considera que el mercado lo mueven sentimientos como el miedo, la avaricia y el exceso de confianza. Y no hay nada como reconocer la emoción para intentar, por un lado, que no nos afecte y, por otro, aprovecharla para sacar partido de los escenarios más difíciles.
Pese a todas las medidas tomadas por los bancos centrales y las autoridades, la confianza no termina de volver a la renta variable. ¿Qué se necesita para calmar a los agentes del mercado?
Es cuestión de tiempo, aunque probablemente lo primero que debería pasar es que el mercado de la vivienda en Estados Unidos se estabilice. Lo que hay que tener claro es que cuanto más pesimistas seamos más profunda será la recesión. La gente ve un escenario incluso peor de lo que puede llegar a estar. En la medida de lo posible hay que mantener alto el espíritu, aunque sea difícil, porque pese a que el corazón del sistema financiero está tocado, no está muerto.
Si nos fijamos en lo que está pasando en los mercados, vemos que los mueven sentimientos intrínsecos del ser humano: el miedo, la avaricia y el exceso de confianza. Pese a todo, las acciones de los bancos centrales son buenas y están coordinadas y las compañías que son buenas lo van a seguir siendo.
¿Les afectó la decisión de las autoridades estadounidenses y británicas de prohibir algunas formas de operar a la baja?
Sí, nos afectó, pero sólo en una parte muy pequeña, ya que no podíamos operar de la forma que prohibieron las autoridades por cómo está construida nuestra cartera. Pero influyó, por ejemplo, a la hora de lanzar el fondo All Weather el pasado octubre, ya que decidimos no incluir ninguna compañía financiera precisamente por temas como éste. Hay un universo muy amplio más allá de los bancos, hay muchos sectores en los que invertir a la baja.
Usted es seguidor del conductismo financiero. ¿Le ayuda en sus decisiones de inversión?
Los gestores cuantitativos intentamos dejar a un lado nuestras emociones y aprovechar las de los agentes del mercado financiero. Muchos inversores ven que una empresa tiene una perspectiva de crecimiento anual del 30 por ciento, y piensan que esa compañía crecerá un 30 por ciento todos los años durante las próximas 3 o 4 décadas. Y lo peor es que el exceso de confianza también se da algunas veces en el equipo directivo de la propia empresa.
Por otra parte, los inversores tienden a seguirse unos a otros. Es lo mismo que pasa, por ejemplo, cuando queremos comer y tenemos dos restaurantes, uno lleno y uno vacío, ante nosotros. Tenderemos a meternos en el que está lleno, es nuestra naturaleza, aunque esto no quiere decir que nos vayan a dar mejor de comer.
Los hombres cometemos los mismos errores una y otra vez y esto ha propiciado que el actual sea un momento muy bueno para las acciones, ya que la avaricia y la confianza llevó a la sobrecompra y después, el miedo llevó a la sobreventa.
¿Se han visto alterados por la crisis los modelos matemáticos que utiliza para gestionar sus fondos?
No, porque a parte de que los comportamientos humanos siempre han estado ahí, se tarda varios meses en identificar una tendencia y en incorporarla a los modelos matemáticos que utilizamos. Lo que sí ha hecho la crisis es ofrecernos más oportunidades, porque las emociones se hacen especialmente patentes en momentos como éste. En los momentos buenos, la gente tiende a ser más racional.
Hay quien piensa que uno de los problemas fundamentales de los fondos cuantitativos es la falta de transparencia?
Sí, me imagino porqué hay gente que piensa así. Pero creo que nosotros sí somos bastante transparentes, ya que los factores fundamentales, de valoración y momentum que utilizamos están ahí y son bien conocidos. No tratamos de predecir qué estrategias van a funcionar mejor a futuro, y dejamos clara nuestra forma de invertir desde el principio. Así ofrecemos transparencia de facto, al contrario de otros fondos quant, como pueden ser los multiestrategia, que no sabes cómo operan y pueden ser más como una caja negra para los inversores, especialmente si saltan a menudo de una estrategia a otra.
¿Cómo se puede valorar bien una acción cuando algunos ratios, como el PER, ya no son tan fiables?
Como consecuencia de todo lo que está sucediendo, las valoraciones de las acciones están claramente deprimidas a nivel global. A los gestores cuantitativos no nos importa la visión fundamental, lo que vemos es que las valoraciones son muy bajas y los títulos están baratos. Así que escogemos las acciones más baratas del universo, de empresas que tengan un buen equipo directivo y que estén en un buen momento.
Como esto último es difícil de encontrar ahora, buscamos las que estén en un momento menos negativo. Los modelos que utilizamos tienen cinco o seis variables, que primero probamos de forma independiente en todos los escenarios posibles, para asegurarnos de que funcionan.
Posteriormente, cuando se implementan, las que mejor funcionan en cada momento son las que más aportan a la cartera, pero la verdadera fortaleza viene del funcionamiento conjunto de todas ellas.
Son muchas las voces que culpan a los hedge funds de las fuertes caídas que estamos viendo en la renta variable. ¿Hasta qué punto son responsables?
No creo que se pueda hablar en términos de culpabilidad. Se ha creado la inversión a la baja en un contexto de libertad de mercado, y las herramientas bajistas son muy utilizadas y no sólo por los fondos libres. Hay mucha presión vendedora en el mercado y muchos vendedores, no sólo los hedge.