
Desde el año 1900, la bolsa española ha generado un rendimiento real anualizado del 3,6%. En el mismo periodo de más de un siglo, la renta fija de este país ha ofrecido un 1,8%, de acuerdo con los datos de un informe de Credit Suisse. Lo llamativo es que la diferencia entre el rendimiento de uno y otro activo en España, de 1,8 puntos porcentuales, es la más pequeña de los 23 países analizados.
Entre las principales bolsas europeas, el diferencial que ha ofrecido en estos más de cien años la renta variable francesa respecto a los bonos galos es de 3 puntos porcentuales, mientras que el dato se eleva a 3,1 puntos en el caso de Italia y a 4,6 en Alemania.
Más allá del Viejo Continente, la prima que en este largo periodo ha ofrecido la bolsa estadounidense es de 4,4 puntos: mientras Wall Street ha arrojado un 6,4% anual, sus bonos han permitido ganar un 2%.
Cambio radical desde 2000
Dada la amplitud del periodo analizado por Credit Suisse -que, en el caso español, abarca una Guerra Civil, la vuelta a la democracia en 1975 y la entrada en la UE, por destacar sólo tres hitos-, los números cambian, y mucho, en función del periodo que se analice. Si la renta variable española bate holgadamente a los bonos entre 1900 y 2016, el dato se da la vuelta si acotamos el periodo a los últimos años.
Entre 2000 y 2016, el rally que ha experimentado la renta fija ha permitido que la deuda pública de nuestro país ofrezca un 5,1% anualizado, superando con creces a la bolsa, que ha arrojado un 2,3%.
Teniendo en cuenta que dicha burbuja de la renta fija ha sido común a toda Europa, en el resto de países del Viejo Continente ocurre lo mismo: en 12 de los 14 países europeos analizados, el rendimiento de los bonos avasalla al de la bolsa desde que empezó el milenio (sólo Dinamarca y Noruega llevan la contraria a esta tendencia).
La renta fija, abrumadora
En Alemania, el 2,2% anualizado que han permitido embolsarse las acciones de empresas cotizadas no puede competir con el abrumador 7,1% que generan los bonos. Algo similar ocurre en Francia, donde un trecho de 4,5 puntos porcentuales separa el rendimiento acumulado por la renta variable (del 6,2%) del de la fija (1,7%).
Si nos fijamos en el periodo más amplio, el que abarca desde el comienzo del siglo XX, la renta variable bate a la fija en la totalidad de los países analizados. Llama la atención el caso del bono alemán, que en 117 años arroja un rendimiento negativo (del -1,3%). "Durante la Segunda Guerra Mundial y sus secuelas inmediatas, las acciones cayeron un 88% en términos reales, y los bonos un 91%", matiza el informe.
El estudio también destaca que, mientras que entre las décadas de los sesenta y los ochenta del siglo pasado la rentabilidad de la bolsa española se situó como la segunda más elevada a nivel mundial, en los años setenta la renta variable del país fue la que peores datos arrojó del conjunto de los países analizados.