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S&P se lava las manos y niega cualquier error sobre Lehman Brothers

Sede de S&P en Nueva York. Foto: Bloomberg

¿Se imagina que su coche se avería al salir de la ITV y el técnico le responde que no podía preverlo? Pues eso es lo que sucede con la calificación crediticia que le otorgaba S&P a Lehman. Justo antes de la quiebra del banco de inversión, la nota que le otorgaba S&P era de A+1, es decir, de grado de inversión. Pero, tras su caída, se apresuró a rebajarla bruscamente hasta "D" (bono basura).

Lo curioso es que la agencia de rating no ha mostrado ni el más mínimo síntoma de rectificación en la nota que le otorgaba a un banco enfermo.

Standard & Poor's decidió echar balones fuera ayer. La estadounidense no está dispuesta a pasar por el confesionario porque, según un analista de la firma, Scott Sprinzen, lo de Lehman fue "un caso de sentimiento negativo de mercado".

Un médico que no diagnostica

"Creemos que la caída de Lehman refleja el creciente temor que ha llevado a una pérdida de confianza, y que se había convertido en una amenaza real para la viabilidad del banco, de una forma que el análisis fundamental credicitio no podría anticipar con certeza". Con estas palabras, Sprinzen da a entender que hay cosas que una agencia de calificación no puede valorar, algo así como si un médico afirmase que no puede diagnosticar, o dicho de otro modo, hacer su trabajo.

"En nuestra opinión, Lehman tenía (...) una liquidez adecuada en relación con las previsibles y graves dificultades temporales a las que se enfrentaba", continúa explicando la agencia de rating en un informe emitido ayer.

Más allá de este banco de inversión, sin embargo, Standard& Poor's no ve más entidades en dificultades entre la gran banca de inversión estadounidense. Así, la nota que le otorga actualmente a Morgan Stanley, Merrill Lynch y Goldman Sachs es la misma que les daba antes de la quiebra de Lehman y del rescate de la aseguradora AIG. Todas ellas tienen por parte de S&P el grado de inversión.

¿Y si vuelve a pasar?

La cuestión es si el mercado se creerá estos ratings, no ya por otorgar el grado de inversión a una entidad de la que se venía rumoreando que estaba en graves problemas, sino por no reconocer que estaba equivocada.

Además, si existen cosas que una agencia de calificación de deuda no puede predecir sobre la deuda, según Sprinzer, ¿quién asegura que el grado excelente que le otorga S&P a la deuda de Merrill Lynch, o el grado superior al medio que le asigna a Goldman y Morgan, no puede convertirse de la noche a la mañana en un bono basura?

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