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Draghi saca la 'artillería pesada' para derribar el fantasma de la deflación

La periodicidad de reuniones históricas del Banco Central Europeo (BCE) esta vez sí ha dejado fuera de juego a los expertos. Cuando todavía no se han terminado de aplicar las decisiones adoptadas en junio, la entidad monetaria decidió ayer abrir el hangar de la artillería pesada.

El presidente de la entidad, Mario Draghi, anunció una batería de estímulos monetarios con la que pretende acabar con el fantasma de la deflación (o, cuanto menos, de la inflación estancada), tan temido desde la institución.

El BCE revisó su cuadro de proyecciones macroeconómicas, como hace siempre al final de cada trimestre, lo que dio más argumentos al ala heterodoxa de la institución a favor de adoptar nuevos estímulos "que complementan las decisiones adoptadas en junio", explica Javier Santacruz, investigador asociado a la Universidad de Essex. Fráncfort redujo su previsión de crecimiento para este año del 1% al 0,9% y para 2015, del 1,7 al 1,6%. En el caso de las estimaciones de inflación, la rebaja pasó del 0,7 al 0,6% para este año y se mantuvo en el 1,1% para 2014. "La recuperación económica ha perdido momento y las expectativas de avance de los precios se han deteriorado", explicó Mario Draghi.

Debate interno

Con este nuevo escenario sobre la mesa, los líderes de la institución comenzaron un debate entre el ala más ortodoxa y la más heterodoxa que, finalmente, se saldó con la adopción de nuevas medidas sin unanimidad. "Algunos países pidieron más medidas y otros querían menos y al final optamos por un camino intermedio", explicó Draghi. En cualquier caso, las medidas son mucho más agresivas de lo esperado, de hecho, la mayoría de analistas no preveía cambios.

La primera sorpresa llegó con la publicación de las distintas decisiones sobre los tipos: un recorte del precio del dinero hasta un nuevo mínimo histórico del 0,05%, nivel que el propio Draghi reconoció como "el mínimo posible". Además, decidió aumentar la penalización a los bancos que aparquen su exceso de liquidez en el BCE con una tasa sobre la facilidad de depósito que pasa del 0,1 al 0,2%. Por último, para mantener el corredor de los tipos sin cambios, también recortó el interés de los créditos extraordinarios al 0,3% desde el 0,4% previo.

La liquidez que se avecina

Draghi reconoció estar preocupado por la reducción del balance del BCE en los últimos trimestres. Desde los niveles de 2012 se ha contraído en más de un tercio, o lo que es lo mismo, en casi 1,1 billones de euros. Los líderes de la entidad no están cómodos con esta situación y quieren volver al volumen de hace dos años. Para lograrlo, pondrán a máxima potencia la impresora de billetes a través de varias herramientas de liquidez.

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