Los ministros de Economía de la eurozona abordarán hoy en una reunión en Bruselas los problemas que conlleva la apreciación del euro en la economía global, después de que el valor de la moneda única se haya incrementado un 14 por ciento desde 2012 generando problemas de competitividad de los productos europeos en los mercados exteriores. El euro subió casi un 5,5% frente al dólar en el último año, hasta llegar a un cambio de 1,38 dólares.
El debate, abanderado por Francia, parte de la premisa de que los Estados son competentes en este asunto de manera solidaria con el Banco Central Europeo (BCE), quien en realidad es quien tiene los instrumentos para poder reaccionar. En las últimas semanas, diferentes voces desde Francfort han reconocido que la sostenida apreciación del euro inevitablemente generaría una reacción por parte del banco emisor.
El presidente del BCE, Mario Draghi, señaló que la fortaleza del euro sería una posible causa para relajar su política, una idea ya lanzada a comienzos de abril. Un euro fuerte significa importaciones más baratas, lo que rebaja el precio que los consumidores pagan por los bienes, pero también encarece las exportaciones.
Para el BCE subyace un temor a la caída en las expectativas de inflación, que ya se encuentran en el 0,5%, muy lejos de la meta del BCE de justo por debajo de un 2% a medio plazo.
El problema es que, de acuerdo a los tratados, no existe ningún "objetivo meta" en el tipo de cambio, y el asunto es susceptible de debate entre los Estados miembros. Los objetivos sí se refieren en cambio a la estabilidad de precios, con una inflación entorno al 2%, que incluye estabilidad tanto interna como externa.
Además, el BCE ya ha agotado prácticamente todas sus herramientas convencionales de política monetaria, pues mantiene el tipo de de interés en un mínimo récord de 0,25%. La otra opción es poner en marcha la máquina de dinero para evitar que la inflación continúe su tendencia a la baja.
Visto bueno para España
Por otra parte, los miembros del Eurogrupo examinarán el primer informe de control sobre España tras el fin del rescate bancario. El resultado del análisis hecho por los inspectores de la Comisión y del Banco Central Europeo que visitaron Madrid del 28 de marzo al 3 de abril celebra la buena marcha de las medidas tomadas, aunque apunta los riesgos del alto nivel de paro y de deuda y los retrasos en la ley de servicios profesionales y la puesta en marcha de la autoridad fiscal independiente.
"El proceso de ajuste avanza, el sector financiero se está reforzando, la evolución de los mercados es muy benigna y la confianza de los mercados está mejorando. Lo que queda es un alto nivel de deuda pública y privada y de paro, y todavía hay algunas vulnerabilidades en el sector financiero", señaló un alto funcionario del Eurogrupo, para quien los niveles de deuda son el resultado de los elevados déficits, las necesidades de recapitalización de la banca española y la caída del crecimiento, pero no de que "las autoridades españolas no están haciendo nada incorrecto".
El mensaje para España por lo tanto es mantener las medidas para reducir la deuda mediante "políticas presupuestarias correctas por un lado, y por otro, políticas que promuevan el crecimiento". "Cuanto más se logre reducir la ratio de deuda mediante un alto crecimiento, mejor. Ello llevará a una mayor caída del paro", dijo el responsable europeo.
Alivio para Grecia
Después de que a comienzos de abril, Grecia consiguiera volver con éxito al mercado de capitales colocando cerca de 3.000 millones de euros en bonos del Estado casi 4 años después de la quiebra y lograra un superávit primario en 2013, los ministros del Eurogrupo están preparados para volver a discutir las posibles medidas de alivio de la deuda helena.
El propio Jean-Claude Juncker, exjefe del Eurogrupo y candidato europeo de los cristianodemócratas, ha dicho que es "posible" una nueva quita de la deuda griega. "No le deseo a ningún presidente del Eurogrupo que tenga que volver a hacerlo, pero tampoco lo descarto por completo", afirmó.
Después de la quita aplicada al sector privado en 2012, Atenas aspira a que se suavicen las condiciones de sus créditos, logrando tipos de interés más bajos o un mayor plazo para reembolsarlos. No obstante, no se espera una decisión hasta la segunda mitad del año.
Asimismo, los ministros abordarán el fin del rescate de 78.000 millones de euros para Portugal, que culmina el 18 de mayo.