Bolsa, mercados y cotizaciones

La Reserva Federal confirma que la estanflación podría ser una realidad

Hay una palabra que da más miedo a los mercados que la recesión: la estanflación, es decir, inflación sin crecimiento. Una recesión no deja de ser algo habitual que se repite cada pocos años (la anterior fue en 2001) y, por tanto, asumido por el mercado y relativamente fácil de descontar en los precios. Pero la estanflación es otra historia, porque es algo tan excepcional -no se ha visto en Occidente desde los años 70- como la deflación.

Y como todo lo desconocido, da mucho más miedo. Nadie sabe qué puede pasar en estos casos. Y el ejemplo de la deflación no es precisamente edificante: ahí está Japón, donde se van a cumplir 20 años de los máximos históricos del Nikkei con el índice a años luz de esos niveles.

Indicadores de recesión

Esto explica el contraste entre el comportamiento del mercado en las últimas semanas y en la actual. Hasta hace bien poco, los datos de crecimiento indicaban una recesión, sí, pero bastante moderada. Y el IPC mostraba una moderación tranquilizadora. Suficiente para que el mercado corrigiera la excesiva infravaloración y tratara de romper al alza. Pero ahora se ha impuesto el escenario de estanflación, y eso es lo que ha provocado el brusco giro bajista y la perforación de niveles como los 1.400 del S&P 500.

Lo peor es que este escenario no es una deducción del mercado sobre la base de la escalada del petróleo y del empeoramiento de los precios industriales. La propia Fed lo certificó ayer con una rebaja de su previsión de crecimiento del PIB en 2008 hasta un rango del 0,3% al 1,2%, frente a la estimación anterior del 1,3%-2%, acompañada de una subida de la estimación de inflación: el PCE (el índice de gasto de consumo personal) se irá hasta el 3,1%-3,4%, un punto entero por encima de la previsión anterior.

¿Subir o bajar los tipos?

Con el agravante de que estas tremendas previsiones no fueron formuladas ayer, sino en la reunión del mes pasado... cuando el petróleo estaba muy por debajo de los niveles actuales. Es decir, si continúa la escalada actual, el impacto en el crecimiento y los precios puede ser todavía mayor. Los economistas suelen decir que lo que hace tan peligrosa a la estanflación es que deja las manos atadas a los bancos centrales: no pueden subir los tipos por el riesgo de agravar la situación con una recesión profunda, pero tampoco puede bajarlos para que no se dispare más todavía la inflación.

Este terrible dilema también tuvo ayer respuesta por parte de Bernanke: no va a bajar más los tipos; en todo caso, va a subirlos a pesar de que la economía entre en recesión. En distintos fragmentos de las actas de su reunión del 30 de abril se asegura que los riesgos inflacionistas son mucho más graves que los que afronta el crecimiento, y que la mejoría del IPC en los últimos meses es sólo temporal. En el fondo, la Fed considera que ha hecho todo lo que estaba en su mano bajando los tipos desde el 5,25% hasta el 2% y realizando todo tipo de inyecciones de liquidez. Y ha llegado la hora de cambiar de política.

Evidentemente, esta decisión es la que menos le gusta al mercado. Con este panorama, los bajistas tienen munición para intentar romper el lateral por su lado. La esperanza de los alcistas es que la Fed no cree que la estanflación dure más allá de este año, puesto que espera una recuperación del crecimiento y una moderación de la inflación en 2009.

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