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Sousa usó testaferros para controlar más de 30 firmas opacas en Pescanova

El presidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa, montó una red de firmas opacas en todo el mundo que no consolidaban en la matriz, y ocultaban así la deuda de la compañía valiéndose de una red de testaferros y sociedades pantalla. Según han confirmado fuentes próximas a la compañía, algunas de estas firmas ni siquieran colgaban de la matriz, sino de algunas de las filiales, sobre todo de la namibia Novanam.

Pescanova tenía de forma indirecta una participación minoritaria en estas firmas -de momento se han detectado unas treinta- y eso facilitaba que no tuvieran que consolidar el cien por cien de la deuda.

"Lo que se ha descubierto es que el resto de la participación estaba también en manos del equipo directivo a través de lo que en inglés se conoce como trustees, una figura permitida en el mundo anglosajón pero que no está aceptada por la legislación española", aseguran las fuentes consultadas. En total, Novanam pudo ocultar así con sociedades repartidas por toda África una deuda de más de 400 millones de euros y pérdidas muy significativas, aún por cuantificar.

Investigación judicial

Aunque la investigación policial no ha hecho nada más que empezar, la Udef, la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales de la Policía, va a poner una especial atención en estas sociedades. Sobre todo porque se sospecha que, aunque operaban en el extranjero, tenían cuentas corrientes en España que estaban controladas directamente por Fernández de Sousa y sus directivos de máxima confianza.

A pesar de todo ello, Deloitte, el administrador concursal de la compañía pesquera, considera que ni Fernández de Sousa ni su equipo utilizaron esta estructura para llevarse el dinero de la caja de la empresa.

El objetivo era otro. Se firmaban presuntamente contratos falsos de embarque entre sociedades y con ello se obtenía financiación. "Luego para no tener que admitir toda la deuda se ocultaba con esta red de sociedades. El problema es que la bola de nieve se hizo cada vez más grande y al final no hubo modo alguno de pararla", dicen las fuentes consultadas. En la compañía no creen por todo ello que se vaya a encontrar dinero en paraísos fiscales, tal y como se llegó a creer en un principio, aunque para eso será necesario que la Udef llevé a cabo antes la investigación, que, entre otras cosas, se va a centrar en la evolución del patrimonio tanto de Fernández de Sousa como de su entorno familiar. Y es que la policía va a investigar también a su hijo Pablo Fernández Andrade; a su hermano Fernando Fernández de Sousa y a su mujer, Rosario Andrade.

En una carta remitida la semana pasada a la plantilla, Fernández de Sousa admite cómo Pescanova "se hizo y creció casi sin capital, apoyándose en el crédito bancario, como la inmensa mayoría de las empresas españolas".

"Esto que nos sirvió para crecer y construir lo que Pescanova es hoy, una empresa única e irrepetible, ha sido nuestro punto débil y lo es también ahora, pero igual que en el pasado, Pescanova saldrá del problema actual y lo hará reforzada", vaticinó.

Afán crediticio

Deloitte está convencido, sin embargo, de que fue ese afán crediticio lo que hundió a la empresa. Fernández de Sousa, consciente de las limitaciones de la pesca de altura, necesitaba endeudarse, muy por encima incluso de sus posibilidades, para poder financiar sus ambiciosos proyectos de acuicultura, como el desarrollado en la localidad de Mira, en el norte de Portugal, que requirió una inversión de 140 millones de euros para su apertura en el año 2009.

El problema es que las piscifactorías son un negocio muy arriesgado y cualquier incidente puede provocar unas pérdidas brutales. En Mira, por ejemplo, dos siniestros causaron la muerte de todos los peces causando unas pérdidas de 70 millones. Y en Chile, cuyo negocio estuvo intentando vender el año pasado, un virus dañó seriamente a la mayoría de las empresas.

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