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Bitcoin, la divisa virtual que cuestiona el papel de los gobiernos y bancos centrales

En un momento histórico, donde los bancos centrales y el sistema financiero dictan el rumbo de la política monetaria y las divisas convencionales se mueven a merced del contexto económico y sus crisis, bitcoin se ha convertido en un arma de doble filo.

La primera moneda virtual, encriptada digitalmente, no está respaldada por ningún gobierno o banco central y permite comprar una casa en Alberta, Canada, o un almuerzo en el Meze Grill de Nueva York. Una divisa que no deja rastro de sus transacciones, si el usuario así lo desea, y que carece de intermediarios bancarios, es decir, las comisiones de su uso son casi inexistentes.

Toda una alternativa al dinero convencional, que dado los últimos acontecimientos en Chipre, ha despertado la curiosidad de propios y extraños en busca de un refugio seguro para sus depósitos, sin intermediarios de por medio. Esta divisa, fundada en 2009 por un programador conocido por el pseudónimo de Satoshi Nakamoto, cuenta en estos momentos con una circulación global por valor de más de 1.400 millones de dólares. Según los datos de BitcoinCharts.com, existen unos once millones de bitcoins en circulación en estos momentos pero debemos tener en cuenta que la cantidad no podrá superar los 21 millones de unidades para evitar así la hiperinflación. La última moneda virtual será emitida en el año 2140.

De momento, el volumen de bitcoins en uso es equivalente al de países pequeños como Islandia o Uruguay y supone sólo una milésima parte del valor total dólares en circulación pero plantea algunas preguntas interesantes. Una de ellas es si podría socavar los cimientos del Estado moderno que para muchos de sus partidarios anarquistas y antisistema se ha convertido en el principal objetivo.

Al fin y al cabo, la tecnología ha permitido el fortalecimiento de los gobiernos y centralizar sus políticas monetarias en los últimos dos siglos, como apunta Tyler Cowen, economista de la George Mason University. Sin embargo, como prueba la euforia surgida alrededor de bitcoin, la tendencia podría virar ahora hacia una completa descentralización. ?Es dinero online, no politizado y respaldado exclusivamente por su código y es sólo tan bueno como su criptografía y las matemáticas", explicó al portal MarketWatch, Charlie Shrem, co-presidente de The Bitcoin Foundation.

?Creo que el hecho de que en el universo de bitcoin, un algoritmo es capaz de reemplazar las funciones del gobierno o los bancos centrales es sorprendente?, asegura el ex candidato presidencial demócrata Al Gore. Aún así, el economista y premio Nobel, Paul Krugman advertía sobre los peligros que entrama esta nueva divisa. ?Hasta ahora, bitcoin ha sido una buena inversión?, reconocía en uno de sus editoriales. ?Sin embargo, el objetivo de un sistema monetario es facilitar las transacciones y enriquece la economía, eso no puede ocurrir con esta divisa?.

Cierto es que hace dos años, un bitcoin valía menos de un dólar. Hace tan sólo dos meses, su precio subió por encima de los 20 dólares tras la proliferación de ciberbolsas de la divisa virtual en Tokio a Moscú. El pasado miércoles, una inyección de euforia inesperada disparó su valor hasta 147 dólares. Desde entonces, su valor cayó de nuevo tras una serie de ataques por parte de varios hackers informático. Sin embargo, bitcoin se sigue cotizando en niveles de 130 dólares.

Esta divisa se ha hecho muy popular entre los operadores bursátiles. Según indica la web GoldSilverBitcoin.com, muchos inversores están aprovechando la revalorización de bitcoin como forma comprar metales preciosos. La reciente caída en los precios de la plata y el oro ha creado oportunidades para aquellos que operan con esta divisa virtual. Dicho esto, cada vez son más las voces que hablan de una burbuja. Ben Laurie, profesor de la Universidad de Cambridge, se preguntaba en el Washington Post qué hay detrás de ese valor por más de mil millones de dólares en circulación. ?Nada, excepto mil millones de dólares en electricidad quemada".

Para las personas asiduas a realizar compras online esta moneda podría cambiar el panorama actual frente a servicios como PayPal, que requieren la mediación de una institución financiera, y convertir a bitcoin como la nueva moneda habitual de Internet, de forma similar a la transformación realizada por Skype sobre la industria telefónica. Sin embargo, es difícil que logre desplazar a nivel global a los bancos centrales o los gobiernos como alternativa a mantener los depósitos y fondos de forma segura.

No hay que olvidar que esta moneda comenzó a captar la atención de los medios de comunicación a este lado del Atlántico tras un artículo publicado por el portal Gawker que puso de manifiesto como bitcoin se había convertido en la divisa perfecta para el tráfico de drogas, ya que sus transacciones son prácticamente imposibles de rastrear.

Un mundo de dinero virtual sin la mediación de gobiernos y bancos centrales

Dada la euforia creada por bitcoin merece la pena analizar cuál sería la situación de un contexto económico descentralizado, donde los distintos gobiernos y bancos centrales no tendrían control sobre una divisa virtual de código encriptado donde el anonimato es la clave.

Según la consultora  Javelin Strategy & Research, el uso de dinero en efectivo está en decadencia y se espera que en 2017 sólo el 23% de las transacciones se realicen en dinero contante y sonante. De hecho, los bancos centrales de Suecia y Nigeria han declarado su objetivos de lograr una economía sin dinero en efectivo. En Europa, el volumen de las transacciones no monetarias podría aumentar un 7% al año, a pesar del estancamiento económico.

Sin embargo, en una economía donde una divisa virtual encriptada como bitcoin fuera de uso común, los bancos centrales perderían gran parte a la hora de poder aplicar su política monetaria, por lo que una recesión económica como la vivida en 2009 sería casi imposible de superar. La generalización de monedas como bitcoin desplazaría a los gobiernos como emisores de divisas y pondrían en peligro su capacidad para financiar la deuda pública.

Además, sería casi imposible detectar ciertos delitos ya que la codificación y el encriptación de bitcoin convierten a la divisa virtual en un mecanismo para facilitar el lavado de dinero, el tráfico de influencias, el fraude y el cohecho.

También plantearía un desafío directo a la capacidad de los gobiernos a la hora de recaudar impuestos por lo que la evasión fiscal podría convertirse en un extenso problema. Si ya es difícil para el fisco supervisar las operaciones de particulares y empresas con dinero en efectivo, la estructura peer-to-peer sobre la que se basa bitcoin haría aún más difícil de rastrear transacciones.

Hasta la fecha, Bitcoin es una especie única. En estos momentos existen otro tipo de monedas electrónicas, como los Linden de Second Life, pero que generalmente se limitan al mundo de los videojuegos y los juegos de azahar online. Cuando se trata de servicios y productos normales, bitcoins es la única moneda virtual de uso generalizado. En el pasado ha habido otros intentos de implantar monedas virtuales. Hace varios años se creó  una moneda virtual respaldada en oro y bautizada e-gold que finalmente acabo por desaparecer debido a su uso para lavar dinero y otras actividades ilegales.

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