
Se calcula que el gas y el petróleo no convencionales permitirán que EEUU sea independiente energéticamente en siete años. Las compañías petroleras encargadas de extraerlo son las primeras beneficiadas de este auge, pero también las eléctricas, fabricantes industriales y las químicas sacarán provecho de este revolución energética. Sepa cómo invertir en estos sectores.
"Si le hubiese preguntado a la gente qué quería, me habrían respondido que un caballo más rápido". Así ilustraba Henry Ford, el fundador de la compañía Ford Motor, el camino hacia la innovación. Ahora, Estados Unidos en particular y el mundo en general, se enfrentan a una revolución tal vez más grande que la del propio automóvil, la energética. Se trata del gas no convencional (extraído de rocas), del que hay distintas modalidades, entre ellas, el shale gas o gas pizarra y el Coal Seam Gas, extraído del carbón.
El gas no convencional se está convirtiendo en la joya de la corona porque se calcula que, gracias a los hidrocarburos extraídos con esta nueva técnica, en el año 2020 Estados Unidos podrá ser independiente energéticamente. Compañías de todos los sectores ya tienen sus ojos puestos en el shale gas y el inversor también puede aprovecharse de esta revolución energética. ¿Cómo? El primer engranaje de la cadena son las compañías encargadas de extraerlo. La mayor parte de las grandes petroleras ya están involucradas en este tipo de proyectos, aunque para los analistas no todas son una recomen- dación de compra. De entre las mayores de EEUU por valor bursátil el consenso de mercado aconseja comprar títulos de Chevron, Schlumberger o Anadarko (ésta última es estrategia de elMonitor, la herramienta de inversión que elabora elEconomista).
Ese es el primer eslabón de la cadena, pero un gas más barato está provocando que las eléctricas estadounidenses estén dejando de lado el carbón para sustituirlo por centrales de ciclo combinado. Aunque desde Inversis, Julian Coca, gestor de renta variable, señala que la diferente regulación energética en los distintos estados hace complicado elegir nombres concretos, por lo que "recomendaríamos en todo caso invertir a través de un ETF sectorial". El fondo cotizado iShares DJ Utilities Sector es una buena opción para ganar exposición al sector eléctrico. En lo que va de año, acumula un avance del 12% y sus principales posiciones están en compañías como Duke Energy, The Southern Co y Dominion Resources.

General Electric, también en la cadena
Si las eléctricas empiezan a trasvasar su actividad a centrales de ciclo combinado "los fabricantes de turbinas también se verán beneficiados, como General Electric, Siemens y Mitsubishi", añade Rodrigo de Arteaga, ingeniero de control de costes de la australiana Origin Energy, que actualmente está desarrollando un megaproyecto de gas no convencional en consorcio con la estadounidense ConocoPhillips y la china Sinopec.
De hecho, según un informe de la EIA (Administración de Información Energética de Estados Unidos) el gas no convencional representa cerca de la mitad del incremento de la producción mundial de gas hasta 2035, y la mayor parte de ese aumento proviene precisamente de Australia, China y EEUU -aunque para un inversor es complicado entrar en el mercado aussie o en el chino si no es a través de fondos o ETFs-.
De las tres industriales relacionadas, General Electric -también estrategia de elMonitor- es la que cuenta con una recomendación de compra más firme por parte del consenso de analistas y, además, ofrece una rentabilidad por dividendo de más del 3%. Además, la compañía está empezando también a desarrollar tecnología para la aplicación del shale gas en trenes.
El último eslabón de la cadena es la industria química. A través del gas natural se obtiene el etileno, del que derivan compuestos que forman parte de nuestra vida diaria. Desde bolsas de supermercado a partes de aparatos electrónicos, ventanas de PVC o el propio champú. Además, estas compañías se pueden ver beneficiadas por una doble vía ya que "en los propios procesos de extracción del shale gas se utilizan también productos químicos", indica Laura Castrillo, desde la Federación Empresarial de la Industria Química Española. De las grandes, sólo The Mosaic y Ecolab cuentan con un consejo de comprar sus acciones por parte del consenso de mercado (ver gráfico) y no existe un ETF que replique la evolución del sector en concreto (suelen incluir compañías relacionadas con las materias primas en general).
Fábricas de vuelta a casa
El resultado final de unos costes más baratos será que retornarán los centros de producción de muchas compañías a EEUU: "los precios más bajos en el gas podrían ser un incentivo económico para que la industria manufacturera dé marcha atrás en la deslocalización de sus industrias y construya instalaciones de producción en EEUU", señala un informe de PricewaterhouseCoopers.