Es la gran revolución del siglo XXI. La extracción del polémico 'shale gas' que tanto está fomentando EEUU le permitirá convertirse en exportador de energía de aquí a 10 años. La duda está en cómo afecta este 'boom' energético a otras energías como las renovables, que hasta ahora tenían en el mercado americano su gran, y casi única, apuesta para crecer.
Es la revolución industrial del siglo XXI. Y se llama shale gas. Este gas pizarra, enquistado en las rocas y que se obtiene mediante perforaciones horizontes no exentas de controversia en cuanto a su impacto medioambiental, supone ya el 32% de toda la producción de gas en EEUU. Cifra que, según la Agencia Internacional de la Energía, llegará al 40% en los próximos diez años y que avala la teoría de quienes defienden que este tipo de energía permitirá a EEUU convertirse en exportador neto de energía de aquí a unos años, con todo lo que eso supone.
"Las previsiones hablan de que EEUU podría alcanzar varias metas: reducir drásticamente sus importaciones de petróleo, desde el 20% hasta llegar a ser autosuficiente en 2035", afirma Victoria Torre, analista de Self Bank.
La primera consecuencia no se ha hecho esperar. El aumento de la producción ha permitido que mientras los estadounidenses cuenten con un gas a menos de 4 dólares, Europa o Asia paguen cerca de 20 dólares. Las otras, sin embargo, aún están por llegar. Se habla por ejemplo de crecimiento económico- menos dependencia exterior de la energía supone menos importaciones y por tanto menos déficit-. También de incremento de empleo - se prevé que el 40% de los nuevos empleos que se creen en el sector gasístico se harán en Texas , donde están localizados los mayores yacimientos de este tipo de energía-. Y por último, de caída drástica en los precios del petróleo, debido al retroceso de la demanda de uno de los grandes consumidores: EEUU, con el 25% del total. De momento, Citi ya ha recortado de 120 a 99 dólares su estimación para el barril de Brent en 2013 y de 95 a 85 dólares el precio del West Texas, alegando precisamente al boom del shale gas.

En este boom queda por ver cómo puede afectar al resto de sector energético en general y sobre todo al que a priori parece su claro competidor: el de energías renovables. Barack Obama se ha mostrado dispuesto a seguir incentivando la inversión en energías renovables -su objetivo es doblar la generación de electricidad renovable hasta 2020 para lo que ha pedido al Congreso que apruebe que el PTC (incentivo fiscal sobre la producción o, lo que es lo mismo, las primas al sector) sea permanente- y la mayoría de expertos coincide en que el éxito de esta revolución energética está en la combinación del shale gas con la energía renovable.
Sin embargo, lo cierto es que no hay tanto dinero como para fomentar ambos tipos de energía. De hecho, la Agencia Internacional de la Energía ha alertado que "una época dorada del gas en la que se triplique el shale gas y otras fuentes no convencionales en 2035 paralizará a las energías renovables si los gobiernos no lo impiden".
"Muchos gobiernos no estarán por la labor de fomentar su inversión en renovables por lo que las compañías deben centrarse en otras áreas de crecimiento", afirma Celso Otero, analista de Renta 4. Quizá esto explique por qué la mayoría de empresas energéticas centradas en renovables han optado por cancelar muchos de sus proyectos en EEUU, ElDorado de sus inversiones.
Por ejemplo, Acciona no ha programado inversiones para 2013 además de reducir a la mitad el plan de inversiones en energía renovable para 2013 y 2014; Iberdrola ha vendido activos de gas en EEUU y México así como actividades de renovables en Francia y Alemania; y Abengoa, que inauguró su filial estadounidense (Abengoa US) a principios de año, ha suspendido las producciones de bioetanol en dos plantas de Nebraska. Todo lo contrario ha sucedido con Gas Natural, que anunció la firma de un contrato de aprovisionamiento de gas natural licuado (GNL), el mayor que ha suscrito hasta la fecha, con la estadounidense Cherniere.
Esta caída de la actividad en el que es para muchos su principal mercado no se ha trasladado de momento a las recomendaciones de los analistas. Aunque sólo una de las compañías especializadas en las renovables a escala mundial cuenta con una recomendación de compra (las dos españolas puras de renovables, Gamesa y Solaria, tienen consejo de venta la primera y ninguno la segunda), la banca de inversión le ha mejorado de media el precio objetivo al sector un 15% en lo que va de año, según los datos que recoge Factset. Además, también les han mejorado la previsión de beneficio. Lo que explica que suban un 13% en bolsa.
Europa, el clavo ardiendo
Quizá la razón de fondo de que el cambio energético que se está produciendo en EEUU no haya llegado, al menos aún, a las renovables se deba a que Europa aún no comulga con la extracción de shale gas. "No es posible depender un 100% de renovable ni un 100% de energía convencional, y más teniendo en cuenta las limitaciones e incertidumbres que existen respecto a la extracción del gas exquisito", afirma Torre.
No en vano el impacto medioambiental es la gran baza de las energías renovables y no está claro que, tal como afirman los defensores del shale gas, este tipo de extracción consiga reducir las emisiones de dióxido de carbono. Desde Ecoportal.net afirman que las emisiones de gases son mayores que las registradas durante la extracción de los yacimientos convencionales, por no mencionar que aún se desconoce el impacto en el medioambiente que tenga el agua residual que se origina en el proceso, que contiene bario, estroncio y otros elementos radioactivos, pese a que desde el sector defienden que esa agua se recicla.
Con todo, la controversia está servida y eso es suficiente como para que muchos países europeos hayan decidido no sumarse a esta moda. "Europa se divide entre la euforia y el total rechazo", afirma Nicolo Carpaneda, de la gestora M&G. "Las perforaciones en los Países Bajos y Luxemburgo se han suspendido por los miedos medioambientales y la crítica de la opinión. En Francia este tipo de extracción está prohibida y la oposición alemana está generando mucha controversia sobre este tema", afirma Carpaneda
La excepción en Europa parece ser España, precisamente el país en el que más potencial tienen las energías renovables. El pasado 15 de marzo, el Consejo de Ministros aprobó un proyecto de ley en el que se incluye la regulación de la práctica del fracking, el sistema de estimulación hidráulica que se utiliza en la extracción de este tipo de gas. Gas que, por otra parte, sólo está presente en España en algunas zonas del País Vasco y en Castilla la Mancha. Este proyecto de ley, unido a los fuertes recortes de las primas a las renovables -se especula con que Industria prepara otro paquete para reducir el deficit de tarifa que podría suponer perder hasta 20.000 millones de euros en primas para las renovables- es, sin duda, la gran amenaza para el sector español.