
Ante la negativa de Grillo y la condena de Berlusconi, el progresista Bersani prefiere ir a las urnas.
"Es un camino muy estrecho. Si no lo superamos, por lo menos lo despejaremos de la niebla". El líder del centroizquierda transalpino, Pier Luigi Bersani, se encomienda una vez más a una de sus metáforas para explicar la situación en la que se encuentra Italia. Tras quedar primero en las elecciones -pero sin alcanzar en el Parlamento la mayoría de escaños suficiente para gobernar- a Bersani le toca dar el primer paso para salir del punto muerto en el que está el país.
El secretario del Partido Democrático (PD) sigue afirmando que su estrategia es buscar una alianza con el Movimiento 5 Estrellas (M5S), de Beppe Grillo. "No gobernaremos junto a Berlusconi", volvió a insistir el líder progresista, cuyo problema es encontrar un aliado en el Senado. Por efecto de la ley electoral italiana, el PD y sus socios de SEL -el partido de Izquierda, Ecología y Libertad- tienen 334 escaños sobre 630 en el Congreso, pero sólo 119 en la Cámara Alta, donde la mayoría es de 158 escaños.
Como en Italia el Senado es clave para dar la confianza al Ejecutivo, Bersani tiene como alternativas o una alianza con la derecha de Berlusconi -que reúne 98 senadores- o con el M5S de Grillo -aporta 54 escaños-. El centro liberal de Mario Monti, tras un decepcionante resultado electoral, sólo tiene 19 senadores y no sirve a Bersani para alcanzar una mayoría de Gobierno.
Atolladero político
El problema es que si, por un lado, Bersani no quiere aliarse con Berlusconi -y aun menos tras la última condena de il Cavaliere por violación de secreto de sumario-, el M5S de Grillo sigue afirmando que "no participará en un gobierno de partidos". En fin, un atolladero político que en apariencia no tiene salida y que tendrá que afrontar el presidente de la República, Giorgio Napolitano, a quien le corresponde nombrar el nuevo jefe de Gobierno tras haber consultado con todos los partidos.
Los colaboradores del presidente ya preparan lo que definen como "un mes de infierno": en víspera de la elección del sucesor de Napolitano, el próximo 15 de abril, los encuentros en el palacio del Quirinale empezarán el 19 de marzo.
Previsiblemente, Napolitano dará al secretario del partido con mayoría relativa, es decir, Bersani, el encargo de formar un Gobierno. Tras la consulta con Napolitano, el líder progresista podría ser nombrado entre el 22 y el 23 de marzo, y tendría que empezar cuanto antes a buscar una mayoría en el Senado. El secretario del PD punta a un programa de 8 puntos para convencer a todos -o al menos a parte- los senadores del Movimiento 5 Estrellas, empezando por temas propios de la campaña electoral de Beppe Grillo.
El posible gobierno para el cambio de Bersani empezará con llevar a Italia "fuera de la jaula de la austeridad", aprobará "medidas urgentes" en campo laboral, "reformará la política" demediando el número de miembros del Parlamento -hoy son casi mil, entre diputados y senadores- y abolirá las provincias.
El cuarto punto del programa concierne a la Justicia, con una nueva ley contra la corrupción, para pasar luego a una medida sobre el conflicto de interés, que afecta directamente al exprimer ministro y empresario televisivo, Silvio Berlusconi. Finalmente, el sexto y séptimo puntos del programa atañen a los estímulos para la economía verde.
Se trata de un plan que, en teoría, puede seducir a algunos de entre las filas del M5S, pero que en realidad se enfrenta a la línea política de este movimiento, que lleva tiempo declarando su intención de no participar en un Ejecutivo con otros partidos.
Por eso muchos -incluso en el PD- ven el plan de Bersani como un fracaso anunciado. Y ya que los nuevos problemas judiciales de Berlusconi dificultan una coalición entre izquierda y derecha, se preparan para votar cuanto antes.
De hecho, los siete años de mandato del presidente de la República acaban el 15 de mayo, y Napolitano en los últimos seis meses de Presidencia no puede convocar elecciones. Pero sí lo podrá hacer su sucesor, que será elegido por el Parlamento a partir del 15 de abril. Por ello, el actual presidente podría conformarse con dar el encargo para formar un Gobierno a Bersani y, en caso de que el líder progresista fracasase, dejar en vigencia el actual Ejecutivo tecnócrata de Monti a la espera de un nuevo jefe de Estado.
Algunos mediadores de izquierda y de derecha siguen trabajando para el nacimiento de un gabinete formado por el PD junto con el berlusconiano Pueblo de la Libertad (PDL). Pero, tras la última condena, parece que también a Berlusconi le han entrado prisas por volver a las urnas, posiblemente en junio: si se votara en otoño, la campaña electoral podría estar condicionada por la sentencia definitiva, a punto de llegar, de otro juicio de il Cavaliere, el caso Mediaset. En el caso de que la Corte Suprema confirmara la condena de primera instancia, además de cuatro años de cárcel a Berlusconi le tocaría la prohibición penal para funciones públicas. Una situación que Maria Stella Gelmini, exministra de Educacion de Berlusconi, sintetiza así: "La solución más razonable sería un Gobierno de coalición con el PD, pero me parece difícil. Las sentencias a punto de llegar para Berlusconi parecen hechas a medida para volver esta hipótesis impracticable. Creo que votaremos en junio".