
Bienvenido sea el rebote pero cuidado de que no nos queme. Ayer, Wall Street mantuvo la solidez después del rally del lunes. No es la primera vez este año en que vivimos un giro violento cuando el sentimiento parece hundirse. A principios de junio, el S&P 500 tocó brevemente los 1.266 y después ganó 210 puntos en los tres meses siguientes. ¿Estamos ahora al filo de un rally de Santa Claus? Puede ser, pero el entorno de Wall Street ahora es muy diferente al de hace cinco meses.
En junio, la economía estaba en sus últimos días de una corrección significativa y crecían las expectativas de otra ronda de QE. Luego, el rally se alimentó de una cascada de noticias económicas mejores de lo esperado mientras la Reserva federal preparaba el terreno para su QE indefinido.
Ahora el entorno es distinto. No tenemos una valoración tan atractiva y la próxima ronda de QE de la Fed está parcialmente descontada. Gracias a la confianza de los hogares, la economía parece en mejor condición. Pero las empresas siguen sin atreverse a gastar sus beneficios en contratar o en invertir. Eso crea un riesgo bajista frente al sentimiento alcista de junio.
Previsiones en entredicho
Los analistas explican esta complicada situación con las incertidumbres derivadas del abismo fiscal. Pero más allá de éste, recordemos que Wall Street se acerca a un "abismo de los beneficios": el consenso de los analistas todavía vive de unas proyecciones de crecimiento del beneficio por acción un 3%-5% (como mínimo) por encima de lo que sugiere una resolución del debate fiscal.
Alguien se equivoca: o los analistas de bolsa o los economistas. Tendemos a creer que, mientras persista esta discrepancia, es improbable que los inversores lleven a los índices más allá de los 1.400-1.425 puntos del S&P500. La forma en que los políticos evitan el abismo fiscal será decisiva. Pero también el apoyo que las expectativas de beneficios obtengan del extranjero, concretamente de China, dada la debilidad actual de Europa y Japón.
Por tanto, disfruten del rebote pero no lo den por descontado mientras los políticos negocian el ajuste fiscal. La clave es comprar cerca de los últimos mínimos y luego esperar una consolidación saludable. Mientras nos mantengamos por encima de esos mínimos, podemos ser más optimistas y esperar con tranquilidad que se resuelva el debate entre analistas y economistas. Una violación de los mínimos sería muy preocupante para la tendencia.