Lo bueno: España confirmó ayer que no tiene problemas para financiarse. Lo malo: a los inversores les dio igual y volvieron a dar rienda a las ventas de bonos españoles. El Tesoro Público superó con nota una subasta de bonos y obligaciones que, pese a las crecientes tensiones de los últimos tiempos, se saldó con un sabor de boca más que agradable. Sobre todo, porque el organismo emisor captó 2.541 millones de euros, es decir, por encima del objetivo máximo establecido a priori en los 2.500 millones.
Esta muestra de fortaleza consolida el principal triunfo que está cosechando el Tesoro, consistente en que ya tiene el año más que encauzado. Tras el éxito de ayer, le ha ganado dos meses al calendario. O lo que es lo mismo, hasta la fecha ha captado 43.000 millones brutos en deuda a medio y largo plazo -en bonos y obligaciones-, cuando su objetivo para el conjunto de 2012 con este tipo de títulos asciende a 86.000 millones. Es decir, ha captado el 50% del total previsto, una cifra que ha alcanzado en abril, no en junio.
Buena subasta...
Junto con el cumpliento de las pretensiones de financiación, lo mejor de la subasta lo puso la demanda, que sigue siendo fiel, con los bancos españoles como principales protagonistas, a las emisiones del Tesoro. En total, las dos referencias vendidas ayer -bonos con vencimiento en 2014 y obligaciones a 2022- recibieron unas peticiones de 7.110 millones de euros, con lo que superaron en 2,8 veces la cantidad emitida en conjunto.
El punto débil de la operación provino del precio, esto es, de los intereses. Pero es que por este lado no había demasiado margen, después del repunte registrado en los rendimientos en el mercado secundario, es decir, en la plataforma en la que cotizan los títulos después de haber sido emitidos. Los bonos con vencimiento en 2014 -vida residual inferior a tres años- se vendieron con una rentabilidad media del 3,46%, cuando hace dos semanas había adjudicado títulos con una vida igualmente superior a dos años al 2,89%. En cuanto a las obligaciones a 10 años, la rentabilidad media subió ayer hasta el 5,74%, cuando en enero se subastaron al 5,40%.
Ahora bien, pese a que la factura fue superior a la de anteriores colocaciones, el incremento fue inferior al previsto. No en vano, en el momento de la subasta los títulos respectivos se movían en el mercado secundario en torno al 3,5% y al 5,8%.
"En estas subastas, la rentabilidad a la que se coloca no es una variable que dé lugar a mucha sorpresa, ya que la marca más o menos el mercado secundario. Lo que genera por tanto más interés es el ratio de la demanda con respecto a la oferta (BTC) y si se cumple o supera el objetivo de colocación", explica Soledad Pellón, estratega de mercados de IG Markets. Sobre esta premisa, añade: "En el caso de la subasta de ayer, todo lo que podía salir bien salió bien. Por un lado, el BTC ha quedado por encima de las subastas anteriores, mostrando que aún hay mucho interés por nuestra deuda. En cuanto a la colocación, se superó el objetivo máximo".
...mala acogida
Sin embargo, y a diferencia del martes, el positivo resultado de la subasta no trasladó confianza a los mercados. Todo lo contrario. Justo antes de la emisión, el rendimiento de los bonos a 10 años en el mercado secundario estaba en el 5,78% y la prima de riesgo, medida por la diferencia entre la rentabilidad de los títulos españoles y alemanes a 10 años, se situaba en los 403 puntos básicos.
Pero todo cambió tras la emisión. Las ventas regresaron, con el consiguiente incremento de las rentabilidades, que suben cuando el precio de los títulos baja. El rendimiento de los bonos a 10 años escaló hasta el 5,92%, mientras que la prima de riesgo se amplió hasta los 423 puntos básicos.
En buena medida, el viraje del mercado respondió a un rumor que apuntaba a que Francia podría ver rebajada su calificación crediticia. Aunque luego fue matizado, ese chisme bastó para que la deuda gala sufriera con fuerza. Incluso fue suficiente para anular el buen resultado obtenido por el Tesoro galo en una subasta de bonos con la que captó casi 8.000 millones, el máximo previsto.
Con la supuesta rebaja de rating como trasfondo, el rendimiento de sus bonos a diez años aumentó del 3,01 al 3,10%, el nivel más alto desde enero, mientras que su prima de riesgo pasó de los 129 a los 140 puntos, que también está en máximos de tres meses. Italia también sufrió. La rentabilidad de sus bonos subió del 5,48 al 5,61% y su prima de riesgo, de los 376 a los 392 puntos básicos.