Deutsche Bank publicó ayer un informe en el que advertía de que el mundo se enfrenta a las mayores amenazas sobre la oferta de petróleo "desde finales de 1970 y comienzos de 1980". Eso es mucho decir, puesto que alude a la época de las crisis petroleras de 1973 y 1979 y el terremoto energético y económico que provocaron en todo el planeta.
¿Exagerado? Visto lo visto ayer, no, porque al mismo tiempo Press TV, el canal de televisión en inglés de Irán, informó de que Teherán había cortado el suministro de crudo a España, Francia, Italia, Portugal, Grecia y Holanda en represalia por el embargo que la Unión Europea (UE) impondrá al petróleo iraní desde el 1 de julio. Aunque el Ministerio de Petróleo de Irán desmintió horas después la medida -"Negamos esta información (...) Si se toma una decisión así, será anunciada por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán", comunicó un portavoz del ministerio a Reuters-, la incertidumbre se apoderó de los mercados de materias primas.
El barril Brent, de referencia en Europa, llegó a dispararse hasta los 119,99 dólares, para luego moderarse, ya con el desmentido, hasta los 118,7. No se le veía a un precio tan alto desde el verano de 2011 teniendo en cuenta su cotización en dólares, porque al hacer la conversión a euros la cosa cambia, y no precisamente para bien. De hecho, ayer llegó a repuntar hasta los 90,8 euros, con lo que se quedó a menos de un 3% de su máximo histórico, situado en los 93,1 euros desde julio de 2008.
Mayores garantías
Al igual que Irán, las autoridades europeas también se apresuraron para desmentir la noticia. El ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, afirmó tras conversar con el embajador español en Irán, Pedro Villena, que el régimen iraní "no ha suspendido" la exportación de petróleo a países europeos, aunque sí que ha reclamado mayores garantías para mantener los contratos en vigor o acordar nuevos suministros.
Al mismo tiempo, el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, aseguró que no considera que la interrupción del suministro de Irán suponga "una fuente de riesgo importante" ni que presione al alza sobre la inflación. Además, confió en que otros productores, como Arabia Saudí, compensen el riesgo de que Teherán adopte esa postura. Según los datos del Ministerio de Industria, el 14,6% del petróleo que España exporta procede de Irán.
Las compañías también salieron al paso del posible corte de suministro. Cepsa, por ejemplo, reconoció que importa 70.000 barriles al día de Irán, el 15% de sus necesidades totales, pero precisó que "cuenta con unas fuentes de abastecimiento diversificadas que permiten minimizar el impacto de situaciones de dificultad de suministro en alguna de ellas".