Una de contrastes. Mientras el Tesoro Público español ha vivido un espectacular arranque de 2012, al haber captado casi 21.000 millones en deuda a corto y largo plazo a unos costes inferiores a los de los meses precedentes, las empresas y los bancos con pasaporte español han comprobado que su origen sí es un problema para ellos a la hora de financiarse.
A las primeras se les ha visto con cuentagotas en el mercado primario de renta fija privada, con un volumen de 1.650 millones de euros, inferior a los 2.830 millones captados en el primer mes de 2011. Y en cuanto a las entidades financieras... directamente ni se les ha visto. Van a cerrar enero sin ninguna emisión, algo que no ocurría desde 2008 y que marca una notable diferencia con respecto a los casi 4.000 millones que consiguieron en enero del pasado año.
El descenso de la actividad en el mercado primario responde a dos cuestiones principales: la crisis de la deuda soberana y la abundante liquidez proporcionada por el Banco Central Europeo (BCE) al sector financiero, al que proporcionó 489.200 millones de euros en diciembre mediante un préstamo a tres años. La primera perjudica a España por su condición de país periférico, es decir, por figurar en el epicentro de los problemas. "Existe una diferenciación geográfica, según la cual los periféricos tienen unas ventanas de emisión más restrictivas", indica Fernando García, director de bonos para empresas de Société Générale CIB para España y Portugal.
Sin agobios
En cuanto a la segunda, desincentiva la necesidad de que los bancos acudan al mercado a por financiación porque el BCE ya se la suministra a largo plazo -tres años- y unos costes inferiores -en torno a un 1%- a los que les exigirían los inversores. Como, además, la institución presidida por Mario Draghi llevará a cabo otro préstamo con esas mismas características el 29 de febrero, las entidades podrán captar entonces recursos adicionales para fortalecer sus balances y afrontar los vencimientos de su deuda sin necesidad de acudir al mercado para conseguirlo.
Sin embargo, y aunque la liquidez del BCE sirve como atenuante para explicar que las entidades españolas no hayan realizado ninguna emisión en 2012, en su caso también están pagando su nacionalidad. Para Jorge Estévez, director de bonos para instituciones financieras de Société Générale CIB para España y Portugal, "hay una clara división entre los países del núcleo y la periferia en Europa". Los datos lo confirman, puesto que sólo en la primera quincena de enero, y según las cifras recogidas por la agencia financiera Bloomberg, las entidades centroeuropeas y nórdicas ya habían emitido más de 25.000 millones de euros en cédulas hipotecarias.
A la espera de que las condiciones de mercado mejoren, las entidades españolas están buscando otros recursos, como emitir deuda dirigida el inversor particular. Si esta pauta ya surgió en la recta final de 2011 como alternativa a un mercado que no se reabría, en 2012 ha tenido continuidad, por ejemplo, con la colocación de 3.000 millones de euros que CaixaBank anunció la semana pasada en el Sistema Electrónico de Negociación de Deuda (SEND), la plataforma creada por el mercado español de renta fija (AIAF) para facilitar la compra-venta de deuda privada a los inversores particulares.
Con la 'ventana' abierta
Mientras el sector financiero no ha salido al mercado, las compañías sí han registrado actividad. La encargada de inaugurar el mercado fue la petrolera Repsol, que el 12 de enero emitió 750 millones en títulos a siete años. Otra empresa habitual en este mercado, como la eléctrica Iberdrola, se ha dejado ver por partida doble: el 18 de enero lanzó una operación de 400 millones de euros y el 25 de enero, otra de 250 millones en francos suizos -unos 300 millones de euros-. "Los emisores españoles más fuertes tienen el mercado a su disposición y la realidad demuestra que sus colocaciones funcionan muy bien", confirma Fernando García.
De la 'mano visible' de Draghi a la búsqueda de otras alternativas
Enero ha confirmado que la crisis soberana y, en paralelo, la liquidez suministrada por el BCE al sector financiero harán que 2012 sea un año inusual en el mercado primario de deuda privada. En este sentido, volverá a resultar clave el segundo préstamo a tres años que la institución presidida por Mario Draghi ofrecerá a la banca el 29 de febrero. Por ahora, las quinielas están muy abiertas, pero los expertos contemplan que las entidades podrían pedir entre 500.000 millones y un billón de euros al BCE. Al mismo tiempo, emisiones como la de Iberdrola en francos suizos y la de Codere en dólares certifican que las empresas están buscando otras alternativas a la financiación en euros para 'regatear' la crisis periférica.