"¿Puede salvarse el euro sin un compromiso más activo del Banco Central Europeo (BCE)? Francamente, creemos que no". La pregunta y la respuesta llevan el cuño de David Riley, jefe de rating soberanos de la agencia Fitch.
Con esa contundencia se refirió ayer a la situación que atraviesa la eurozona como consecuencia de la perpetuación y agravamiento de la crisis de la deuda soberana, un episodio que, en su opinión, empeorará si la entidad presidida por Mario Draghi no aplica medidas más decididas para calmar el deterioro de la deuda pública. Y para que no quedaran dudas, aclaró que lo que está en juego es el futuro del euro, que se encuentra en entredicho, sobre todo, por los problemas de endeudamiento de Italia. "Es difícil creer que el euro sobrevivirá si Italia no lo consigue. Y el fin del euro sería un cataclismo", remachó.
Al mismo tiempo, Riley reconoció la posibilidad de que acometa más rebajas de rating en la región y que entre los agraciados podría figurar una vez más España. "El déficit presupuestario de 2011 es mayor de lo que pensábamos, por lo que hay un riesgo material de que España sea degradada a finales de este mes", avisó. Fitch ya ha rebajado la nota crediticia española en dos ocasiones durante la crisis, para llevarla desde AAA, la mejor de las que concede, hasta AA-, la tercera más alta.
Sus palabras, combinadas con el hecho de que Alemania comunicó ayer que su economía se contrajo un 0,25% en el cuarto trimestre de 2011 con respecto al tercero, pasaron una clara factura a la moneda única. El euro se depreció un 0,6% contra el dólar, hasta los 1,27 dólares, aunque llegó a caer hasta los 1,2666, su cambio más bajo desde septiembre de 2010.
Más advertencias
Pero Riley no fue el único en lanzar un aviso de esas características. Edouard Carmignac, presidente y fundador de la gestora Carmignac, también instó al BCE a actuar con mayor decisión. Lo hizo mediante una vía que ya empleó cuando Jean-Claude Trichet dejó la presidencia del BCE: mediante una carta abierta publicada en varios periódicos europeos. "Italia y España cuentan ahora con gobiernos que han expresado una voluntad inequívoca de acometer reformas. ¿No convendría echarles una mano antes de que la presión de la calle les haga dar marcha atrás?, reclama en la misiva. Para ello, demanda que el BCE comience a comprar "deuda pública sin restricciones de volumen y sin esterilizar dichas intervenciones". "Europa necesita a SuperMario [Draghi] para reparar sus cañerías financieras y garantizar la pervivencia del euro", remacha.
Primera reunión del BCE
Estas presiones fueron el aperitivo de la reunión de política monetaria, la primera de 2012, que el BCE celebrará hoy. Esta vez, y a diferencia de las dos últimas citas, no se esperan cambios en los tipos de interés, que seguirían así en el 1%. Es la opción por la que se inclinan 47 de los 53 expertos consultados por la agencia Bloomberg -los otros seis sí contemplan una rebaja hasta el 0,75%-.
La reunión también estará marcada por la masiva afluencia de la banca a la facilidad de depósito del BCE, un mecanismo en el que las entidades pueden depositar su dinero durante 24 horas con una remuneración del 0,25%. El martes, el sector aparcó en la facilidad 485.898 millones de euros, la cifra más alta de la historia y el cuarto récord consecutivo que registra.