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Los emergentes recurren al oro para cubrirse frente al alza de la inflación

Ha desafiado a la burbuja de las puntocom, a la crisis de las subprime y a la crisis del euro. Y lo ha hecho con ganancias. Se trata del oro , el único producto de inversión que ha cerrado año tras año en los últimos diez con números negros.

No es de extrañar, por tanto, que los bancos centrales de muchos países cada vez muestren más interés en acumular más porcentaje de sus reservas en este metal. Y 2011, aunque estuvo a punto de convertirse en un mal año para el metal (cerró con una ganancia de sólo el 10%), no fue una excepción.

Según los datos a cierre de año publicados por World Gold Council, los bancos centrales aumentaron un 1% las toneladas de oro que atesoran en los balances, hasta las 30.744 toneladas. Si bien la cifra media no es demasiado significativa sí lo es el hecho de que la mayor parte de las compras de oro se hayan llevado a cabo en países emergentes y, más concretamente, en países latinoamericanos.

Las razones, varias. La primera es que la mayoría de ellos ha conseguido permanecer al margen de la crisis de Lehman Brothers, primero, y de la de la Eurozona, después; y la segunda es que, tal como explica Evy Hambro, gestor del fondo BGF World Gold Fund, "los mercados emergentes están comprando oro físico como moneda alternativa y para diversificar sus reservas frente al dólar estadounidense". No en vano, la correlación histórica que mantienen el oro y el billete verde es inversamente proporcional, por lo que una caída del segundo repercute positivamente en el precio del primero.

Esto explica que México, el país más dependiente del devenir de EEUU -el 78% de sus exportaciones son al país norteamericano, por no mencionar que su divisa, el peso, está ligada al dólar americano- se haya convertido en el país que más oro ha comprado en el último año. En concreto, si a finales de 2010 tenía 7 toneladas del metal amarillo, al cierre de 2011 contaba con 106,3 toneladas, lo que supone casi cuatro veces más (España, por ejemplo tiene 281 toneladas y ocupa el puesto decimonoveno en el ranking mundial). Colombia, Bolivia y Uruguay completan la lista de países latinoamericanos que engrosan el ranking de los diez que más oro adquirieron en 2011, con aumentos que van desde el 50% del primero al 14% del último.

Protección contra la inflación

Junto a ellos, otros emergentes también han optado por acudir al oro para diversificar reservas e incluso como protección ante un aumento de la inflación que, aunque en Europa dista mucho de ser un problema, sí supone una gran amenaza para muchos países emergentes, principalmente asiáticos.

Así, Corea del Sur, que ha dicho que su prioridad es la lucha contra el aumento del IPC, actualmente en el 4,2% es, tras México, el segundo país que más oro adquirió el año pasado. Compró 25 toneladas de oro , por lo que ya atesora un 172 por ciento más que a finales de 2010 al haber alcanzado las 39 toneladas. También Tailandia engrosa la lista de países compradores del metal, a pesar de las fuertes pérdidas económicas a las que ha tenido que hacer frente por las fuertes inundaciones que han azotado al país. Así, ha elevado un 50% sus reservas en oro, hasta las 152 toneladas, lo que le sitúa como el vigésimo tercer país con más toneladas de oro.

¿Seguirá subiendo el metal?

Las últimas correcciones que ha protagonizado el oro , sólo en el último mes ha caído un 10,46%, han llevado a muchos a plantearse si la burbuja que tanto tiempo llevan pronosticando algunos expertos, avalada por los altos precios del metal, no ha empezado ya a desinflarse. Una posibilidad que de momento parece que no se creen los inversores. De hecho, la demanda de oro en el tercer trimestre del año pasado (últimos datos disponibles, según World Gold Council) creció un 6%, hasta los 1.053 millones de toneladas.

Además, gran parte de la demanda no correspondió a la joyería o a la tecnología sino a la inversión, que copó el 38% de la demanda. Se solicitaron 468 toneladas en el tercer trimestre, lo que supone la cifra más alta en un trimestre con dos excepciones: el primero de 2009, cuando se anunció el primer QE (quantitative easing) en EEUU, y el segundo trimestre de 2010, cuando se recrudeció la crisis de deuda de la Eurozona.

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