El Banco Central Europeo ha cumplido con el guión y ha mantenido los tipos de interés sin cambios, en el 1,5%. Con todo, la expectación se centra en la rueda de prensa de Jean Claude Trichet, presidente de la entidad, a las 14:30 horas.
Los analistas esperan alguna novedad en las palabras de Trichet y que señale al menos un cambio de posición de la entidad, anticipando una pausa en las subidas de tipos de interés que ha llevado a cabo en 2011. El Banco de Inglaterra mantiene tipos y no aplica nuevas medidas.
Y es que el BCE ha subido los tipos de interés en 2011, aun cuando la situación económica y financiera estaba sometida a una profunda incertidumbre. Como en 2008.
Hasta ahora, ha fundamentado su decisión en la existencia de presiones y expectativas inflacionistas. Como en 2008. Esa estrategia ha estado rodeada de una fuerte polémica porque muchos observadores han interpretado que la entidad presidida por Jean-Claude Trichet se estaba precipitando. Como en 2008. Y hoy, en su reunión de política monetaria de septiembre, la institución podría empezar a recular... como en 2008.
Porque hace tres años, tras sorprender con un incremento de los tipos en julio -este año también los subió ese mes-, comenzó a dar marcha atrás en septiembre. Y eso mismo, una actitud menos beligerante y mucho más precavida, es lo que se espera en el duro examen de septiembre que afronta hoy.
Es más, las voces que reclaman un viraje completo que depare una rebaja inmediata de los tipos son cada vez más audibles, pero esta posibilidad no parece encajar en la orgullosa idiosincracia del BCE, con lo que este jueves mantendrá los tipos en el 1,5 por ciento en el que se encuentran desde julio. De hecho, ni siquiera se espera que abra la puerta de forma directa a futuros recortes. Pero sí puede hacerlo de forma indirecta. ¿De qué modo? Usando el lenguaje entre líneas tan del gusto de los bancos centrales.
Viraje gradual
Para empezar, los expertos esperan que la entidad edulcore su mensaje. En vez de asegurar, como ha sostenido en los últimos meses, que hay "riesgos al alza" sobre la inflación, podría afirmar que la situación de los precios está más equilibrada. En ese caso, certificaría que no habrá más aumentos de los intereses, después de que abril los elevara del 1 al 1,25 por ciento y en julio hasta el 1,5 por ciento. Un cambio nada despreciable. "Hasta hace bien poco, el mercado descontaba que subiría tipos en esta reunión", recuerda Miguel Paz, de Unicorp.
Si cumple este pronóstico, las siguientes claves procederían de las proyecciones económicas y de inflación que presentará hoy el BCE. Todo indica que la institución recortará sus previsiones en ambos campos; vamos, que esperará menos crecimiento y una menor subida de los precios. Cuanto más acusados sean los recortes, mayor será la posibilidad de que la entidad abarate el precio del dinero con prontitud. Una hipótesis que, de nuevo, evoca lo acontecido hace tres años.
A vueltas con los bonos
Un viraje de estas características en la estrategia del BCE respondería a un temor muy claro: el peligro de que la economía vuelva a contraerse. "Existe el riesgo de que la eurozona recaiga en la recesión y, en ese caso, el BCE debería entonces considerar una rebaja de los intereses hasta situarlos por debajo del 1 por ciento", argumenta Marie Diron, Economista del Ernst & Young Eurozone Forecast. Por el momento, la ralentización es evidente: entre el primer y el segundo trimestre de 2011, el crecimiento en la eurozona sólo fue del 0,2%, el más bajo en dos años.
Además, en su penúltima reunión como presidente del BCE, Trichet también deberá hacer frente a las cuestiones relativas a la crisis de la deuda soberana. Dos asuntos acapararán la atención en este apartado. El primero, los comentarios que realice acerca del programa de compras de deuda pública, reactivado en las últimas semanas con adquisiciones de bonos españoles e italianos, con el que intenta atajar las presiones que siguen sufriendo los países periféricos. Y el segundo, la posibilidad de reforzar las líneas de financiación bancaria, con nuevas operaciones a largo plazo, para paliar los renovados problemas de liquidez que están sufriendo las entidades.