
El simple rumor que recorrió ayer Europa sobre el recorte de rating a Francia bastó para desestabilizar a los mercados a pesar del desmentido posterior. Mientras las ventas volvieron a los parqués, las compras se trasladaron a la deuda pública.
La prima de riesgo española subió ayer, tras tres jornadas consecutivas a la baja, hasta situarse en los 283 puntos básicos. Detrás, una menor compra de bonos por parte del BCE que inició el lunes, y la apuesta de los inversores por títulos de deuda más fiables ante el descalabro bursátil.
El repunte del diferencial español no despertó las alarmas. Y es que la incertidumbre que invade al mercado ha llevado a los inversores a refugiarse en los activos que consideran más seguros. Y en el contexto de deuda pública, los alemanes se llevan el premio. Prueba de ello es que ayer la rentabilidad del bono germano experimentó un descenso del 7% hasta situarse en el 2,19%, su nivel más bajo desde agosto de 2010. Aunque las compras también alcanzaron al bono español, estas fueron menos intensas que en el caso anterior. Lo suficiente, eso sí, para que el rendimiento cayera del 5,08% al 5,03%.
Una situación que, además, se repitió en el resto de países periféricos europeos. En el caso de Italia, su diferencial respecto al bono germano a diez años también repuntó un 3,28%, hasta los 289 puntos básicos, mientras que la rentabilidad de sus bonos cayó hasta el 5,08%. En el buen comportamiento de los títulos italianos influyó, además, la subasta realizada por el Tesoro italiano, en la que consiguió colocar 6.500 millones de euros en bonos a un año pagando un 19% menos que en la última colocación.
Pero, para alivio la que experimentó la prima de riesgo de Reino Unido, otro de los países en los que se fijaron los inversores en el día de ayer. El diferencial británico descendió un 16%, hasta los 29 puntos básicos; mientras que la rentabilidad de sus bonos a diez años se relajó hasta el 2,48%, un porcentaje que marca un nuevo mínimo histórico.