Los inversores se refugian en deuda de Alemania o EEUU ante el temor a un retorno de la recesión. El rendimiento de los bonos británicos a 10 años desciende al 2,76%, el nivel más bajo de siempre.
"La historia no se repite, pero a veces rima". Esta frase, que lleva la rúbrica del escritor estadounidense Mark Twain, resuena en estos momentos en los mercados internacionales de deuda, en los que crece la sensación de estar atrapados en un bucle sin salida. Ayer, y en contraste con el repunte de los rendimientos de los bonos de los países periféricos de la zona euro, la rentabilidad de la deuda a 10 años de las principales potencias mundiales se situó en el nivel más bajo de 2011. Lo curioso es que hace un año, en agosto de 2010, ocurrió justamente lo mismo. También descendieron con fuerza. Y entonces, como ahora, una de las causas consistió en el temor a un retorno de la recesión.
En efecto, las últimas estadísticas publicadas en Estados Unidos han acentuado el miedo a que la mayor economía del mundo -y tras ella otras naciones- vuelva a contraerse dos años después de haber salido de la recesión. Estos recelos, combinados con la tensión generada en torno al acuerdo sobre el aumento del límite de la deuda en EEUU y la persistencia de la crisis periférica de la zona euro, han provocado que los inversores internacionales hayan comprado de forma masiva en las últimas sesiones los bonos de las principales potencias del mundo. Dos razones explican esta reacción: la primera, la búsqueda de protección ante la incertidumbre imperante en los mercados financieros; y la segunda, tratar de sacar provecho en un escenario en el que los bancos centrales tendrán muy difícil subir los tipos de interés, el principal enemigo a la hora de invertir en deuda pública a largo plazo.
Esa oleada de adquisiciones es la que ha situado los rendimientos en mínimos, puesto que la rentabilidad baja cuando el precio de los títulos sube. El movimiento más destacado es el que registraron ayer los bonos británicos. Su rendimiento descendió del 2,80 al 2,76%, el nivel más bajo de la historia. Aunque no fueron tan lejos, las rentabilidades de los títulos norteamericanos, alemanes, japoneses, canadienses, suecos o australianos, por citar los principales casos, retrocedieron hasta las cotas más reducidas del año. Así, la rentabilidad de los treasuries estadounidenses cayó al 2,63%; la de los bunds germanos, hasta el 2,41%; y la de los japoneses, hasta el 1,04%. En todos los casos, se trata de los rendimientos más bajos desde noviembre de 2010. Además, la rentabilidad de los títulos norteamericanos a 30 años también se situó ayer por debajo del 4% por vez primera en 2011.