Las 'commodities' de energía han sido las vencedoras de las revueltas generadas en Oriente Medio. La posibilidad de un retroceso en el crecimiento mundial ha perjudicado, en cambio, a las agrícolas.
Solamente han pasado tres meses desde que comenzó el año y ya ha habido grandes cambios. Comenzando por las revueltas árabes que derrocaron el Gobierno de Ben Ali en Túnez y el de Mubarak en Egipto, siguiendo con la posterior resistencia de Gadafi a abandonar el poder de Libia, y terminando con una catástrofe nuclear provocada por el terremoto y posterior tsunami que azotó hace unas semanas Japón. Las materias primas han sido un claro reflejo de la volatilidad e inestabilidad mundial.
El crudo ha sido el protagonista indiscutible en estos primeros meses de 2011. Las revueltas árabes en Túnez y Egipto ya vaticinaban que si la ola de protestas se extendía esto repercutiría en el petróleo. Y no hubo que esperar mucho para verlo.
El avance del Brent, el barril de referencia en Europa, en sólo un mes fue de más de un 10 por ciento. La posibilidad de que Libia dejara de producir y sobre todo que el contagio llegara a Arabia Saudi, el segundo productor de petróleo en el mundo, llevó el pánico a los mercados que hicieron catapultar al crudo el 3 de marzo hasta los 116,35 dólares anotándose cifras que no se veían desde 2008.
El resurgimiento del gas natural
Nadie podía predecir que un desastre natural como el ocurrido en Japón desencadenara una crisis nuclear que tiene aún en jaque a la comunidad internacional. Como tampoco se esperaba en el mercado de materias primas que el gas natural protagonizara un cambio de 180 grados.
La ola de cambio en los países árabes parecía no despertar interés por esta materia prima. El gas natural venía comportándose de manera negativa cediendo sólo en un mes, desde que comenzaron las revueltas árabes, más de un 10%. No obstante, la crisis nuclear desatada en Fukushima, después del terremoto y posterior tsunami, catapultó a esta materia prima a la primera línea informativa ante la necesidad de energía alternativa.
La revalorización de esta fuente de enegía se evidenció en tan sólo unos días. Desde que se produjo el desastre, el gas natural se ha apuntado alzas de más del 10%. Según un informe de Goldman Sachs, el país aumentó las importaciones al contado de gas natural licuado cinco veces después de que el terremoto de 2007 cerrara las plantas nucleares de Kashiwazaki-Kariwa.
Ante esta situación y empezando a evaluar los costes que tendrá que acarrear Japón después de la catástrofe sufrida, Tim Evans, analista de energía de Citi Futures Perspective, apunta en declaraciones a Bloomberg que "la situación en Japón ofrece un gancho fundamental para recuperar el sentimiento en el mercado del gas".
El viraje de las materias blandas
Trigo, azúcar, cacao y algodón han llevado un comportamiento similar. Mientras a principios de año se posicionaban entre las materias primas que más alzas conseguían, ahora se han convertido en las perdedoras del mercado, a medida que la temida inflación y el correspondiente aumento de tipos de interés han asomado.
El panorama que se vislumbra para las materias blandas no es nada consolador, ya que el aumento de los precios en un entorno de tipos de interés alcistas puede afectar al crecimiento global. Y la posible nueva recesión de algunas economías amortiguaría el apetito por estos activos.
Además, las revueltas árabes han agudizado los desequilibrios en éstas. Mientras el trigo se posicionaba como una de las materias primas más alcistas hasta la caída de Mubarak, el conflicto en Libia le repercutió de forma negativa siendo la que peor se comportó.
El oro, activo refugio
En momentos de inestabilidad, los mercados tienden a irse hacia activos refugios como el oro. Aunque no está entre las grandes subidas, las revueltas en los países árabes han espantado a muchos inversores que han intentado resguardarse en el oro.
Desde que comenzaron las protestas el oro ha ido superando día tras día los máximos históricos, bien porque ha sido el refugio en tiempos de inceridumbre o porque se ha recurrido a él como activo de riesgo. Esta semana también logró nuevos máximos históricos al superar los 1.448 dólares.