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Tipos de interés reales negativos: la culpa presiona a los bancos centrales

Antes de la crisis, los tipos de interés estuvieron demasiado bajos durante demasiado tiempo. Fue una de las semillas de la Gran Recesión. Los banqueros centrales nunca han aceptado abiertamente esa culpabilidad, pero su nerviosismo actual revela que no es exactamente así. Y todo, porque, como antes de 2006, los tipos reales son negativos.

¿Qué son, exactamente, los tipos de interés reales? Resultan de la combinación de dos variables. Por un lado, los tipos de interés oficiales -o tipos nominales- que establecen los bancos centrales. Y por otro, las tasas de inflación. Si a los primeros se les restan las segundas, se obtienen los tipos reales, que son los que miden el verdadero precio del dinero una vez descontada la erosión de los precios al consumo.

Cuando los intereses oficiales son mayores que la inflación se habla de tipos reales positivos. En esos casos, los bancos centrales favorecen el ahorro y penalizan el endeudamiento. Supuestamente, es la situación que deben perseguir cuando la economía crece y puede nutrir las presiones inflacionistas. Cuanto mayores sean éstas, más altos serán los tipos de reales positivos.

Por el contrario, cuando los tipos nominales son inferiores a la inflación, emergen los tipos negativos. En esos momentos, los bancos centrales pretenden estimular el endeudamiento en detrimento del ahorro. Dicho de otro modo, tratan de dinamizar la economía, por lo que los tipos de interés reales suelen ser negativos en los momentos en los que la economía se contrae o crece a un ritmo lento.

¿Cuándo decir basta?

Los bancos centrales, por tanto, pisan el freno -tipos reales positivos- para evitar que una economía se recaliente y el acelerador -tipos reales negativos- para reactivarla. Asumiendo esta premisa, los intereses reales negativos vienen primando en las principales potencias mundiales durante la crisis hasta el punto de que alcanzan niveles históricos.

En estos momentos alcanzan el -1,8% en EEUU, cuando su media en los últimos 40 años se sitúa en unos tipos positivos del 1,6%. En Reino Unido, se encuentran en el -3,9%, una cota nunca vista. Y en la zona euro, en el -1,4%, un nivel que tampoco tiene precedentes desde el nacimiento del euro en 1999.

El problema reside en cuándo cambiar el paso. Cuándo decir basta. O lo que es lo mismo, cuándo endurecer las condiciones monetarias. ¿Por qué haría falta adoptar una decisión así? Porque de lo contrario, y como los tipos reales negativos fomentan el endeudamiento, puede inflarse una burbuja crediticia o generarse un crecimiento cimentado en los traidores pilares del endeudamiento. Es decir, justo el panorama que condujo a la crisis financiera desatada en 2007.

Este recuerdo predomina en la actualidad. En un contexto en el que las distintas economías están regresando a la senda del crecimiento, los banqueros centrales debaten si ha llegado ya el momento de ir retirando los estímulos o si, por el contrario, aún es demasiado pronto para hacerlo. ¿Qué riesgos comporta esta decisión? Varios. Si los bancos centrales actúan tarde, podrían ser cómplices a la hora de cebar nuevos excesos financieros; si se precipitan e intervenienen antes de lo debido, podrían provocar una recaída de la economía.

Objetivo: dominar la situación

Este dilema resulta especialmente intenso en estos momentos en la zona euro y Reino Unido. Como sostiene José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, "el BCE no se siente muy cómodo con la política de los últimos años y quiere volver a dominar la situación". De ahí que su presidente, Jean-Claude Trichet, haya anticipado -y ratificado- ya su intención de subir los tipos de interés oficiales, instalados en el 1% desde mayo de 2009. La fecha fijada para el que sería el primer repunte desde julio de 2008 es este jueves, 7 de abril, una premura que genera rechazo en la mayor parte de los expertos.

Sin embargo, los tipos reales negativos están ahí. Como sostiene Alberto Matellán, director de estrategia y macroeconomía de Inverseguros, "gran parte de lo que está ocurriendo ahora se debe a haber mantenido tipos demasiado bajos en la década pasada". El fantasma de las culpas pasadas acecha. Y Trichet será el primero entre los grandes en querer ponerle los grilletes.

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