Las bolsas muestran su preocupación ante una nueva recesión mundial. En la apertura de hoy todas las principales plazas europeas se anotan descensos superiores al 1% de media, mientras que el Nikkei cedió un 2,43% tras la caída de Wall Street. El franco suizo también reina entre la incertidumbre.
La renta variable de Estados Unidos arrancó con mal pie el mes de marzo. Los inversores norteamericanos mostraron su preocupación ante un barril de crudo que se acomoda por encima de los 100 dólares al mismo tiempo que el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, reconoció que, de prolongarse esta subida de precios, la recuperación económica en el país podría correr peligro. En medio de este torbellino, muchos no dudaron en buscar refugio en el oro, que ayer volvió a batir otro récord histórico. Los tambores inflacionistas provocaron que el activo refugio por excelencia, el oro, alcanzase un nuevo precio histórico, al situarse en 1.438 dólares
"Lo más probable es que el alza reciente de los precios de esta materia prima lleve, como máximo, a un incremento temporal y relativamente modesto de los precios de consumo", matizó el economista. Sin embargo, si hay una característica que defina al presidente de la Fed es su cautela por eso especificó que "si dicho repunte se mantiene, podría suponer un menor crecimiento y una mayor inflación". En dicho caso, tanto él como su equipo están preparados para atacar, señaló.
El barril de Brent para entrega en abril cerró ayer con una subida del 3,23% hasta situarse en los 115,42 dólares, debido a la incertidumbre que generan las revueltas en los países árabes. Por su parte, aquí en EEUU, el West Texas se revalorizaba 2,66% y los contratos cerraron ayer en los 99,63 dólares.
Cabe recordar que dos veces al año Bernanke rinde cuentas ante los legisladores estadounidenses sobre la marcha económica del país. Ayer, el funcionario se sentó en el banquillo del Comité Bancario del Senado donde intentó edulcorar las tensiones sobre el precio del crudo al afirmar que es "poco probable" que la subida registrada estos días en el coste del oro negro pasen factura a corto plazo a la recuperación norteamericana.
Aún así, los expertos señalaron que la economía de EEUU no es todavía los suficientemente fuerte como para enfrentarse a un incremento de la gasolina.
De todas formas, Bernanke ofreció un diagnóstico bastante optimista sobre la economía estadounidense. Según los pronósticos del banco central de EEUU, el Producto Interior Bruto (PIB) crecerá este año a un ritmo de entre el 3,5 y el 4%, es decir, lo suficiente para comenzar a corregir el moribundo mercado laboral del país y el principal talón de Aquiles de la recuperación. Para acompañar sus buenos augurios, ayer se dio a conocer que la actividad de la industria manufacturera en EEUU volvió a subir en febrero, alcanzando su nivel más alto de los últimos siete años, según los datos por la asociación profesional ISM.
Aún así, el presidente de la Reserva Federal aclaró que mientras no se registre un período prolongado y sólido de contrataciones no se podrá considerar que la recuperación "está realmente consolidada". En este sentido, matizó que el país necesitaría "varios años" para recuperar los 8,7 millones de empleos perdidos a causa de la crisis.
Bajo estas circunstancias, y con el crudo disparado, los inversores no se dejaron convencer por el optimismo macroeconómico esbozado por el dueño y señor de la Reserva Federal y corrieron a refugiarse de nuevo en el oro. Los contratos de oro, con vencimiento en abril, han marcado un nuevo máximo histórico al terminar la sesión a 1.438 dólares la onza, mientras que la plata cerró a 34,81 dólares la onza, su precio más alto en tres décadas.
Bernanke aprovechó de nuevo para defender su plan de compra de bonos y activos por valor de 600.000 millones de dólares (QE2), un programa que debería finalizar el próximo mes de junio.