
Perú, Corea del Sur, Brasil, India... La lista de países que ya han elevado los tipos de interés en 2011 cada vez es más nutrida. Es la consecuencia de la creciente amenaza inflacionista, cuya sombra comienza a sentirse también en los países más desarrollados.
Perú fue el primero. Luego vinieron Corea del Sur y Tailandia. Y Serbia. Y Brasil... Y así hasta nueve países, que son los que no han dejado pasar demasiadas hojas del calendario de 2011 para aumentar los tipos de interés.
Todos ellos comparten dos denominadores comunes. El primero, que se encuadran en los denominados mercados emergentes. Y el segundo, que han encarecido el dinero como herramienta con la que contener un crecimiento cuyo vigor se está traduciendo en mayores presiones inflacionistas. Esta segunda realidad abre una clara brecha con respecto a los países desarrollados. "En el contexto vigente de sólida actividad económica, las nuevas decisiones de subidas de tipos en las economías emergentes amplían las divergencias con las avanzadas", afirman desde Banif. "La posición de los emergentes en el ciclo está más adelantada que en el mundo desarrollado", certifican Keith Wade y Azad Zangana, de la gestora Schroders.
Esta brecha se hace especialmente palpable en dos de los emergentes más emergidos: Brasil e India. El primero de ellos ha elevado los tipos en enero del 10,75 al 11,25 por ciento; el segundo, del 6,25 al 6,5 por ciento. Prolongan así la secuencia que ya iniciaron en 2010, puesto que en el último año el Banco de Brasil ya ha encarecido el dinero en cuatro ocasiones y el Banco de India en siete. Pero no caminan solos. Todo indica que China retomará las subidas en breve, después de que en el último trimestre de 2010 aumentara los intereses en dos ocasiones, para conducirlos del 5,31 al 5,81 por ciento. Como aperitivo, ha elevado el coeficiente de reservas requerido a los bancos hasta el 19 por ciento para frenar la actividad crediticia.
Trichet advierte
El endurecimiento de las condiciones monetarias en los emergentes contrasta con la quietud de la mayoría de las potencias mundiales. Hasta la fecha, sólo Canadá ha podido revertir sus decisiones anteriores, puesto que en 2010 elevó los intereses tres veces, para llevarlos del 0,25 al 1 por ciento, un proceso que ha interrumpido desde septiembre para comprobar la evolución de la economía.
Del resto, el más osado ha sido el Banco Central Europeo (BCE). En la reunión del 13 de enero, su presidente, Jean-Claude Trichet, sorprendió con un mensaje antiinflacionista más duro de lo esperado. Lo complementó, además, con un aviso: "El mercado sabe que haremos lo que sea necesario para garantizar la estabilidad de los precios". Y para los menos crédulos recordó explícitamente que en julio de 2008, en medio de la crisis financiera, ya elevó los tipos del 4 al 4,25 por ciento. Como trasfondo, la retórica de la institución se apoyó en que la inflación de la eurozona repuntó en diciembre hasta el 2,2 por ciento, más allá de su meta de mantenerla por debajo, pero cerca, del 2 por ciento.
Este discurso ha provocado que los expertos y los inversores hayan tenido que incorporar a sus cálculos la posibilidad de que el BCE encarezca el dinero este año, cuando antes los incrementos no se esperaban hasta 2012. Trichet, eso sí, no lo tiene fácil. Sobre todo, porque la incipiente inflación convive con la prolongación de las dificultades bancarias y la crisis de la deuda soberana. Como destaca Ben Emons, de la gestora Pimco, esta situación sitúa al BCE ante un "trilema", consistente en "estabilizar los bonos, el precio de los bienes de consumo y el exceso de liquidez al mismo tiempo". Para Wade y Zangana, el BCE "ha vuelto a un lenguaje con el que se siente más cómodo", pero juzgan que es "demasiado pronto" como para plantearse un repunte del precio del dinero. En este sentido, la reunión del próximo jueves dará más información de las verdaderas intenciones del BCE.
¿Habrá 'QE3'?
¿Y la Reserva Federal (Fed)? El banco central de EEUU, presidido por Ben Bernanke, sigue firme en una política extraordinariamente expansiva que descansa en dos pilares. Por un lado, unos intereses que permanecen entre el 0 y el 0,25 por ciento desde diciembre de 2008 y que el mercado no espera que se muevan hasta 2012. Y por otro, la segunda parte de su expansión monetaria cuantitativa (QE2), mediante la que tiene previsto inyectar 600.000 millones de dólares en la economía. Es más, los expertos no descartan que si hace falta un nuevo estímulo (QE3) para afianzar la recuperación y generar empleo, Bernanke lo enviará.