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Bernanke y Trichet. Dos hombres y dos maneras diferentes de presidir sus bancos centrales. Mientras que en EEUU todo el mundo está pendiente de cuánto dinero inyectará la Reserva Federal (Fed) en el mercado a través de la compra de deuda pública, en Europa, la situación es totalmente diferente.
A diferencia de lo que sucede en EEUU, el Banco Central Europeo está optando más por la retirada de estímulos. Tanto es así que ayer mismo informó de que la semana pasada tampoco compró deuda y con ésta ya son tres las semanas consecutivas en las que el BCE no acude al mercado. El objetivo, el de siempre: contener la inflación.
Hace caso así a la recomendación de Axel Weber, presidente del Bundesbank, y uno de los posibles sucesores de Jean-Claude Trichet al frente del BCE, que afirmaba hace unas semanas que "como los riesgos asociados a este programa superan sus beneficios, estas compras de activos deberían acabarse para siempre".
Además, el organismo que preside Trichet anunció que hoy llevará a cabo una subasta a tipo de interés variable con una semana de vencimiento para retirar la deuda adquirida hasta ahora, que suma 63.500 millones de euros. Una decisión que ya se está empezando a notar en la deuda pública. Y no precisamente bien. Irlanda es el mayor ejemplo.
El diferencial entre su bono a diez años y el alemán volvió ayer a registrar máximos históricos, al tocar los 466 puntos básicos. Y lo mismo sucedió con el bono griego, que tocó el 10,62 por ciento. Por su parte, la rentabilidad del bono español escaló hasta el 4,26 por ciento, lo que llevó al diferencial hasta los 175 puntos básicos desde 169 puntos básicos del viernes; mientras que el portugués escaló hasta el 6,09 por ciento, a pesar de que que se supo que el Parlamento luso dará mañana el visto bueno a los presupuestos.
Moody's ya no ve riesgo
Parece que de nada le sirvió a la deuda periférica ayer el capote que le echó la agencia crediticia Moody´s. En un informe recogido por el diario británico Financial Times, la agencia afirma que tanto Irlanda como Portugal y Grecia evitarán los impagos de sus bonos soberanos ya que cuentan con el respaldo de sus respectivos bancos centrales y fondos de pensiones, que serán capaces de absorber su deuda incluso en el peor de los escenarios.
"Por un buen número de razones, la previsión de un default de estos países es muy baja", afirmó Daniel McGovern, uno de los analistas de la agencia de calificación crediticia.
Mientras que el mercado de deuda europea hace oídos sordos a las declaraciones de Moody's, el de deuda estadounidense sigue muy pendiente de los pasos que tome Ben Bernanke en la reunión de la Reserva Federal que empieza hoy y acaba mañana. No es para menos, puesto que Bernanke ha preparado el terreno en las últimas semanas para lanzar un nuevo paquete de estímulos monetarios anticrisis. Lo hará con el propósito de desencallar la recuperación estadounidense y, sobre todo, evitar que la deflación o caída de los precios se instale en la mayor economía del mundo.
En este sentido, el mercado espera, principalmente, que la Fed anuncie un nuevo programa de activos en el mercado, una estrategia con la que ya inyectó hasta 1,75 billones de dólares en la economía en los meses posteriores a la quiebra de Lehman Brothers.
Qué se espera de Bernanke
En esta ocasión, los pronósticos contemplan que la institución dedicará en total 500.000 millones de dólares a la compra de títulos o, al menos, una cifra provisional de entre 100.000 y 200.000 millones hasta la reunión de diciembre. Si no lo hace o dispara una cantidad inferior, decepcionará a los inversores, que lo han fiado todo en las últimas semanas a una nueva lluvia de dinero por parte de la entidad norteamericana. Si, por el contrario, da la razón a quienes barajan incluso que dote ese plan con un montante que oscile entre el billón y los dos billones de dólares, los alarmará.
Además, la Fed podría acometer otras medidas, como la instauración de un objetivo de inflación o la modificación de su mensaje para precisar mejor durante cuánto tiempo seguirán los tipos entre el 0 y el 0,25 por ciento.
Además de en los bonos, si hay un mercado en el que también se estudiarán con lupa las medidas de la Fed, ése es el de divisas. Lo habitual es que la implantación del segundo programa de medidas cuantitativas incida negativamente en el dólar.
De vuelta a Europa
Pero la Fed no es el único banco central que se reúne esta semana. Un día después de que lo haga, la actualidad monetaria viajará hasta Europa. Y la cita será doble. El primero en pronunciarse será el Banco de Inglaterra, que anunciará su decisión a las 13 horas del jueves. En su caso, el mercado vigilará si introduce alguna novedad en su programa de compras de deuda pública y privada para reforzar la recuperación.
Sólo 45 minutos después se conocerá el veredicto del BCE. No se espera que toque los tipos de interés oficiales, que seguirán así en el 1 por ciento en el que permanecen desde mayo de 2009. Y puede que profundice en la retirada de las medidas menos convencionales.