
Los analistas ya han revisado a la baja las expectativas de beneficios para ambas compañías y existe el miedo a que una iniciativa similar se extienda por otros países europeos. Francia cuenta con 58 reactores nucleares, Reino unido tiene 19, Alemania, 17 y España, sólo 8.
El pasado 7 de junio Angela Merkel presentó el mayor plan de ahorro que se había efectuado en Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Entre las distintas medidas para recortar los gastos, también se contemplaban aumentar los ingresos y entre ellas destacó el anuncio de crear un impuesto especial que gravara la actividad de aquellas centrales nucleares que vieran prolongada su actividad.
La canciller ha creado una elevada incertidumbre entre las grandes eléctricas europeas por la posibilidad de que pueda extenderse dentro del mapa nuclear del Viejo Continente. Francia cuenta con 58 reactores nucleares, Reino unido tiene 19, Alemania, 17 y España, sólo 8.
Entre las empresas más penalizadas están la alemana E.ON, a la que los analistas han recortado los beneficios netos estimados para el periodo de 2010-2012 en un 4,47 por ciento desde que se produjo el anuncio de Merkel, mientras que en EDF el recorte ha sido del 1,34 por ciento. Por su parte, en RWE las estimaciones de ganancias permanecen invariables, siendo la gran beneficiada Endesa, a la que los analistas han incrementado los beneficios para dicho periodo un 19,03 por ciento.
El precio objetivo recogido por el consenso de FactSet para las eléctricas desde la medida de Merkel ha caído en picado, siendo la más castigada E.ON, con una bajada del 10 por ciento, y seguida por la también alemana EnBW, con un recorte próximo al 9 por ciento. En EDF la caída ha sido del 8,4 por ciento; en GDF Suez, un 7,7 por ciento; y en RWE, del 7,42 por ciento.
En cuanto a la cotización, la más castigada es RWE con una caída en el precio de su acción del 7 por ciento desde el anuncio. La segunda más castigada es EDF, que desciende un 6,67 por ciento y E.ON que ha visto como su cotización baja un 4,85 por ciento.
No obstante, las energéticas directamente afectadas -E.ON, RWE, Vattenfall y EnBW- se han puesto ya en pie de guerra. De hecho, 40 líderes de las empresas alemanas han mostrado su apoyo a los consorcios energéticos en su oposición a dicha medida fiscal, que recupertirá muy negativamente en las nucleares.
En dicho anuncio subrayaron que un suministro de energía pagable "es indispensable para Alemania" y destacan que "las energías renovables, en especial la energía solar, provocan a largo plazo costes suplementarios apreciablemente más elevados". Jürgen Grossmann, presidente de RWE, declaró que "queremos dejar claro juntos que existe un consenso para una amplia mezcla de fuentes energéticas".
La canciller alemana Angela Merkel ha declarado que "mantener los reactores nucleares entre 10 y 15 años más es sensato desde el punto de vista científico". La ley de abandono de la energía nuclear prevé que alrededor de 2022 todos los reactores nucleares en Alemania deberán ser desconectados.
Las 17 plantas nucleares en activo tendrán una prórroga que variará en función de la antigüedad y condiciones de seguridad de cada uno de los rectores y que estará comprendida entre 8 y 14 años más de duración. Con esta medida se prevé una contribución de las empresas a los costes de seguridad. E.ON, EnBW, Vattenfall y RWE tendrán que contribuir con un importe estimado de 2.300 millones de euros anuales y durante un periodo máximo de seis años.
Según un informe facilitado por Citi, la medida llevada a cabo va a castigar fuertemente a las nucleares y se aplicará durante el tiempo que las plantas estén funcionando a partir de 2011.
La empresa EnBW ha declarado en sus resultados del primer semestre que espera un coste fiscal de la nuclear de entre 644 y 901 millones de dólares. El impacto de E.ON puede estar en torno a los 1.931 millones de dólares.