Madrid, 30 may (EFECOM).- La creación de la Zona Única de Pagos en Euros (SEPA, por sus siglas en inglés) permitirá una importante rebaja de las comisiones de las transferencias bancarias, pero al tiempo abrirá la vía para que las entidades cobren a sus clientes por las domiciliaciones de recibos o por la recepción de su nómina.
La aplicación de SEPA, que se hará de forma paulatina entre el próximo enero y finales de 2010, pretende que dentro de Europa se puedan hacer y recibir pagos de la misma manera en todos los países y, por ello, se intenta armonizar las condiciones de las transferencias, los adeudos directos -domiciliaciones de recibos- y las tarjetas.
Según fuentes del Banco de España, las mayores consecuencias de estos cambios estarán en las transferencias, que serán cada vez más automáticas, de manera que el precio de estas operaciones "debería ser muy bajo o incluso nulo, dependiendo de la política comercial de cada entidad".
Pero junto a esta posible rebaja de precios, se impondrá el sistema de cobro al recibir una transferencia, debido a que tanto SEPA como la Directiva de Pagos -entrará en vigor en noviembre de 2008- instarán la desaparición de las comisiones interbancarias e impondrán que cada uno de los intervinientes en estas operaciones pague sus propios gastos, es decir, el que la ordena y el que la recibe.
Las exigencias de SEPA se podrán aplicar a las transferencias normales a partir de enero próximo, pero no a las efectuadas para pagar las nóminas, las pensiones o las devoluciones de impuestos, que deberán esperar casi un año hasta la entrada en vigor de la Directiva.
Fuentes del Banco de España admiten que este nuevo sistema abrirá la posibilidad de que las entidades cobren a sus clientes al recibir la nómina o la pensión, pero auguran que ninguna lo hará, dada la gran competencia existente en el sector.
Las transferencias básicas, en las que se podrá aplicar SEPA desde enero próximo, ascendieron el año pasado a 524.370 millones de euros, y las de nóminas y pensiones, que se adaptarán más adelante, se elevaron a 142.816 millones.
Además de las transferencias, SEPA también impondrá importantes cambios en las domiciliaciones de recibos, aunque en un primer momento sólo en los tradicionales, como el del teléfono o la luz, y no en los detallados que tramita el banco, como los de los colegios o las facturas de las empresas.
Al igual que en los traspasos, el nuevo sistema impondrá que cada parte tenga que pagar sus gastos, lo que abre las puertas a que las entidades cobren a sus clientes por abonarles los recibos de servicios básicos.
Dependerá de la política comercial de cada entidad y, sobre todo, de la competencia en cada momento, la decisión de hacerlo, explican en el organismo regulador.
Además, la homogeneización de condiciones en toda Europa permitirá que las grandes empresas emisoras de recibos, como podría ser Telefónica o Iberdrola, elijan cualquier banco europeo para tramitar sus nóminas y abrirá las fronteras para que los bancos españoles vayan a otros países a captar los recibos de grandes compañías internacionales.
Al tiempo, los clientes podrán tener en una única cuenta todas sus domiciliaciones, con independencia de cuál sea el país de donde procedan los recibos.
En el Banco de España aseguran que esta posibilidad será especialmente beneficiosa para, por ejemplo, los miles de extranjeros que tienen una vivienda en España, a los que el sistema actual les obliga a tener un banco en el país si quieren domiciliar sus recibos.
Las domiciliaciones que pasaron el año pasado por las entidades financieras en España y que podrán adaptarse a SEPA en un primer momento ascendieron a 31.807 millones de euros. EFECOM
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