
Con unas fuertes expectativas para los resultados empresariales del primer trimestre y con la economía mostrando más señales de recuperación, los analistas sostienen que es el momento perfecto... para que el mercado corrija parte de las notables ganancias de 2009 y 2010.
Es decir, la temporada de resultados puede ser la excusa perfecta para un recorte a pesar de que las noticias seguramente van a ser buenas, incluso muy buenas a juicio de algunos analistas. Pero el argumento será que ya estaba descontado en la subida previa al inicio de la temporada, con lo que podemos tener a la vez unos grandes beneficios empresariales y una caída bursátil del 7% u 8% según Uri Landesman, de ING.
De hecho, este comportamiento de comprar con el rumor y vender con la noticia es el que ha acompañado las dos últimas temporadas de resultados en Wall Street. Aunque cerca del 80% de las empresas batieron las expectativas en los dos trimestres anteriores, el mercado sufrió breves correcciones pero con caídas de cierta intensidad.
Así, desde que Alcoa -como siempre- abrió el fuego el 11 de enero, el S&P 500 cayó un 8% hasta el 8 de febrero, y entonces giró de nuevo al alza y subió un 12%. Ahora se espera que ocurra algo parecido, con unas expectativas de crecimiento del 27% del beneficio por acción de los miembros del índice.
"Con las cotizaciones en máximos de 18 meses y con una ganancia del 6,5% en lo que va de año, el potencial para que las sorpresas positivas tengan un impacto favorable en el mercado es muy limitado", sostiene la firma Brown Brothers Harriman.
Lo cierto es que los inversores han tenido muchos avisos para comprar en anticipación de los resultados trimestrales: 141 empresas del S&P 500 han dado preanuncios, de las cuales 60 han dicho que sus cuentas serán mejores de lo esperado, 72 han sido negativas y 9 han estado en línea con lo previsto. Se trata de un ratio negativo de 1,2 a 1, pero es mucho mejor que la media histórica de 2,1 a 1, lo que indica una gran mejora del sentimiento tras la recuperación iniciada en marzo de 2009.
Es verdad que esta temporada tiene algo más de incertidumbre porque, después de las fuertes recuperaciones de los trimestres anteriores, ahora no está nada claro cuánto crecimiento descuentas las cotizaciones. Y además, está la teoría de la opinión contraria, que sostiene que, cuando el sentimiento se inclina claramente en una dirección, el mercado suele ir en la opuesta.
En este caso, una creencia tan generalizada en que se avecina una corrección puede ser un indicador de que el mercado va a seguir subiendo durante la temporada de resultados. "Hay potencial para una sorpresa si las manos débiles (los minoristas) se vuelven cautelosas. Podríamos ver esa opinión contraria", según Ryan Detrick, analista de Schaeffer's. "No nos sorprendería en absoluto si en las dos próximas semanas los resultados salen buenos y tenemos un rally en la bolsa".
Pero si se cumple la predicción generalizada y la bolsa cae, el sentimiento generalizado es que será una oportunidad de compra y un movimiento saludable para un mercado alcista sostenible. Sólo en una ocasión desde la Segunda Guerra Mundial (en 1987-1990) una tendencia alcista se ha desarrollado sin una corrección del 10%. Así que la falta de la misma puede ser bastante más preocupante.