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El capital riesgo apunta al límite

En 2006, el capital riesgo se situó en el límite de los endeudamientos. Foto: Archivo
Bond. Ésta es la clave. James hay muchos en el cine. Cientos, tal vez miles, por lo que es el apellido el que distingue y da fama al mítico agente 007. Con el capital riesgo ocurre lo mismo. Su seña de identidad no reside en el nombre, que es de lo más común el mundo económico, sino en su apellido: riesgo .

Ésta es la piedra angular de este negocio, que se dedica a invertir temporalmente en compañías con el objetivo de conseguir una rentabilidad que a priori nadie puede asegurar mediante una venta posterior. Ahí reside la gracia. En la incertidumbre. Y también en ese mismo punto se centran ahora todas las miradas. Las firmas del sector se están mostrando tan activas con sus compras en todo el mundo que una pregunta les envuelve en estos momentos: ¿están afinando tanto su puntería, al más propio estilo de James Bond, que están pasando por alto o menospreciando su propio apellido, es decir, el riesgo inherente a su propia actividad?

El siempre polémico George Soros, que cuenta entre su amplio abanico de inversiones con varios fondos de capital riesgo, ha contribuido a alimentar el debate recientemente. Según el rotativo alemán Der Spiegel, este inversor estadounidense de origen húngaro señaló hace una semana que "existe el peligro de que se esté formando una burbuja en el capital riesgo", al tiempo que advirtió de los peligros que su estallido podría tener sobre el resto del sistema financiero.

Su voz, sin embargo, no es la única que se pronuncia en términos similares. "Las sociedades de capital riesgo están pagando cada vez unos múltiplos más altos por las compañías en las que invierten y están incurriendo en endeudamientos crecientes, por lo que los peligros son mayores", apunta el socio de un prestigioso despacho internacional de abogados presente en España.

Múltiplos al alza

Pero no se trata sólo de opiniones o puntos de vista. Los datos apuntan en la misma dirección. Según las cifras ofrecidas por la agencia financiera Standard & Poor's (S&P), las firmas de capital riesgo ya están pagando de media más de ocho veces el beneficio bruto de explotación (ebitda) de las empresas que compran, un multiplicador récord. Es decir, si el beneficio bruto de una compañía fuera de 10 millones de euros, el capital riesgo pagaría como poco -considerando la media- 80 millones de euros.

Pero lo delicado del asunto no es el precio en sí mismo, sino el modo en que se articulan las operaciones. O lo que es lo mismo, los medios financieros que permiten elevar el punto de mira hasta esos niveles. Si las sociedades de capital riesgo pueden disparar tan alto se debe a que las inversiones cada vez cuentan con una mayor proporción de deuda. Como se dice técnicamente, el sector recurre de forma creciente al efecto palanca facilitado por el endeudamiento. Es decir, ese dinero exterior dispara el potencial comprador de los recursos financieros propios de los que dispone una compañía. Ahora, y de nuevo según los datos de S&P, las entidades financieras ponen a disposición del capital riesgo entre cinco y seis veces el beneficio bruto de explotación de una empresa. O lo que es lo mismo, de esos 80 millones, los bancos les estarían dando en estos momentos un cheque que, de media, oscilaría entre los 50 y los 60 millones, con lo que la deuda puede suponer entre el 60 y el 75 por ciento del desembolso de las inversiones.

Mark Heappey, consejero delegado de 3i en España, exponía esta realidad con extrema claridad en las jornadas organizadas por Capital & Corporate a finales de octubre. "Los bancos nos dan demasiado dinero. Casi nos estamos viendo obligados a decir 'No queremos más, por favor'. Estamos en el pico de los endeudamientos, y esto para mí implica que estamos en el límite del endeudamiento", aseguró en dicho foro. En este sentido, Ignacio Sarría, socio de la sociedad gestora de capital riesgo Arcano Capital , reconoce que esta tendencia "no es exclusiva de este negocio, sino que es fruto de la elevada liquidez que hay en el sistema financiero".

La alta cantidad de dinero que está nutriendo la labor del capital riesgo ofrece unas consecuencias espectaculares en 2006. De momento, durante este año se han cerrado seis de las diez mayores operaciones protagonizadas por el sector en toda la historia. La palma se la lleva la compra de los hospitales estadounidenses HCA por un consorcio liderado por la firma KKR. El montante de la operación alcanzó los 33.000 millones de dólares. Además, las previsiones apuntan a que los fondos de capital riesgo van a ser capaces de captar entre 300.000 y 350.000 millones de dólares en el conjunto del ejercicio, una cifra que ya dejaría viejo un récord tan joven como el del año pasado, cuando el sector fue capaz de atraer 260.000 millones de dólares. Este imán financiero se aprecia igualmente en otros dos efectos: la magnitud de los fondos que se están levantando en 2006, varios de los cuales han superado los 10.000 millones de dólares, y la masiva llegada de nuevos jugadores que incrementan la competencia y los precios ofrecidos en las inversiones.

Sí hay conciencia

Estos elementos son los que suscitan los temores que aluden a una burbuja. Más aún cuando se observa que, según datos de Arcano Capital , 1 de cada 4 dólares que se han movido este año en fusiones y adquisiciones en todo el mundo procede del capital riesgo. Este protagonismo figura tras la creciente preocupación que existe principalmente en Estados Unidos y Reino Unido por tomar cartas en el asunto y establecer nuevos marcos regulatorios para el capital riesgo . Estas iniciativas generan dudas dentro de la industria porque temen que dichas normativas les corten sus flamantes alas.

Sin embargo, el capital riesgo prefiere huir de alarmismos. "No, el sector no está olvidando los riesgos. El mejor ejemplo es que hay empresas que se están ofreciendo al capital riesgo y que no se están comprando", sostiene Francisco Gutiérrez Churtichaga, director y responsable de capital riesgo de la firma Doughty Hanson en España. Ignacio Sarría no cree que se esté formando una burbuja, pero sí valora los riesgos existentes. "Es probable que haya fondos con problemas porque no obtendrán los retornos esperados por ellos mismos y por los inversores", argumenta. Es la trampa en la que puede caer un sector que está poniendo demasiado alto su punto de mira a la hora de hacer compras.

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