Barack Obama tiene al enemigo dentro de casa. Al menos en lo que se refiere a la reelección de Ben Bernanke como presidente de la Reserva Federal, el banco central norteamericano.
Y es que son muchos los senadores demócratas que ante la proximidad de las elecciones legislativas, no quieren que el impopular rescate bancario orquestado por Bernanke les perjudique en las urnas. Además, temen el efecto que pueda tener entre sus votantes la tasa bancaria anunciada por Obama la semana pasada.
Aunque la mayoría de opiniones contrarias provienen del ala republicana (pese a que Bernanke fue elegido durante el mandato republicano del presidente George Bush), el apoyo a Bernanke entre los demócratas se debilitó cuando el viernes los senadores demócratas Russ Feingold, de Wisconsin, y Barbara Boxer, de California, anunciaron que votarían contra él.
No eran los únicos. Anteriormente otros senadores demócratas como Byron Dorgan, de Dakota del Norte, y Jeff Merkley, de Oregon, habían indicado que votarían contra la confirmación, y el senador Bernie Sanders, un independiente de Vermont que vota habitualmente con los demócratas, ha encabezado la campaña contra Bernanke.
Y estas negativas parece que han dado que pensar a Obama. Tanto que el presidente de EEUU llamó este fin de semana a los líderes demócratas para asegurarse de que no habría sorpresas en la reelección de Bernanke, que se espera se lleve a cabo esta semana. No quiere llevarse otro disgusto, tras el que se llevó la semana pasada cuando perdió un senador por Masachussets.
La conversación puede haber dado sus frutos. O al menos eso es lo que piensa la Casa Blanca, que es optimista con respecto a la elección de Bernake. Así lo han manifestado este fin de semana varios de sus asesores. El presidente de EEUU, Barack Obama, tiene "plena confianza" en que Bernanke será confirmado, dijo ayer el asesor de Obama David Axelrod en declaraciones a la CNN. De momento, ya cuenta con el apoyo de los senadores demócratas Richard Durbin y John Kerryhan, que ayer confirmaron que votarán a Bernanke. Incluso el principal senador republicano, Mitch McConnell, ha asegurado que también cree que Bernanke obtendrá respaldo bipartidista. Eso sí, ni una palabra dijo sobre si él también le votará.
El calendario como arma
Ahora bien, el resultado no se conocerá hasta que la votación tenga lugar y es esta votación lo que tratan de impedir los detractores de Bernanke. La Ley de la Reserva Federal establece que el mandato del presidente abarca cuatro años. Como Bernanke accedió al puesto, en relevo de Alan Greenspan, el 31 de enero de 2006, su legislatura expira el domingo. Por tanto, la guerrilla anti-Bernanke sólo debe aguantar una semana para conseguir su meta: paralizar la reelección.
Si retrasaran la votación al menos hasta ese momento, la polémica estaría servida. Como ya ha anticipado el presidente del Comité Bancario del Senado, el demócrata Christopher Dodd, Bernanke cedería el poder. La Ley determina que, en "ausencia" del primer espada, le sustituirá su número dos, un puesto ocupado ahora por Donald Kohn, hasta que por fin se votara. ¿Significa que Bernanke abandonaría la entidad durante ese periodo? No ¿Por qué? Porque seguirá siendo uno de los siete miembros de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal.
Pero la madeja puede enredarse más. Esta semana se reúne el Comité Federal del Mercado Abierto de la Fed (FOMC), el órgano que establece la política monetaria en EEUU. Y como ocurre en la primera cita de cada año, sus integrantes decidirán quién es el presidente de este equipo, que habitualmente corresponde al presidente de la Fed. ¿Qué puede acontecer esta vez? Que permanezca al frente del FOMC ¡sin haber sido elegido! "Puede que Konh tenga el martillo, pero es Bernanke quien dará los disparos", afirma Gilbert Schwartz, socio del bufete Schwartz&Ballen, a Bloomberg.