La fuerte corrección sufrida por el oro entre el viernes y ayer ha asustado a muchos inversores que se sumaron demasiado tarde al espectacular movimiento alcista del metal. Pero no debería haber sido tan sorprendente habida cuenta de la fuerte volatilidad y del optimismo extremo que registraba este mercado.
Desde el máximo intradía de 1.218 dólares por onza marcado el jueves pasado, el metal ha caído más de 70 dólares, en torno al 6%. Y es que los asesores especializados en oro habían alcanzado unos niveles alarmantes de optimismo a mediados de noviembre, hace tres semanas. Entonces, la media de la exposición de los newsletters especializados superó los máximos alcanzados en las cinco ocasiones anteriores en que el oro sufrió una caída de medio plazo.
¿Cómo reaccionará?
De esta forma, ayer el precio había vuelto prácticamente a donde se encontraba hace un mes. Y la pregunta, claro está, es hacia dónde irá ahora la cotización del metal. Si hacemos caso a los seguidores de la opinión contraria (la teoría que sostiene que cuando hay un exceso de optimismo el mercado baja y viceversa), el rumbo del oro a corto plazo dependerá de cómo estos asesores reaccionen a la corrección de los últimos días.
Es decir, sería una señal muy negativa si se mantienen tercamente alcistas; por el contrario, sería muy positivo para los que están invertidos en oro que salieran corriendo hacia la salida, es decir, que redujeran notablemente el grado de exposición.
No tardaremos en salir de dudas, pero las primeras señales no son prometedoras. El viernes pasado, cuando la onza se desplomó más de 40 dólares, la exposición media de los especialistas no había bajado un ápice.