
La Reserva Federal ha dado por claudicado su programa de recompra de renta fija estatal. Y ahí están las primeras reacciones. Esta semana la rentabilidad de la deuda pública a diez años ha subido más de 10 puntos básicos, ajustándose a la expectativa del incremento de tipos a largo plazo.
Primera muleta fuera. La Reserva Federal de Estados Unidos, en una decisión que estaba sobradamente anunciada, ha levantado la intervención que estaba llevando a cabo en el mercado de deuda pública. Después de dar por clausurado a finales de octubre su plan de compra de bonos estatales -al que ha destinado alrededor de 300.000 millones de dólares- el parqué ha reaccionado por primera vez con libertad.
Y el movimiento que se ha producido es totalmente lógico: la rentabilidad del bono gubernamental ha avanzado por encima del 3,5%; es decir, más de 10 puntos básicos sobre su cierre del viernes anterior. En consecuencia, el precio del bono ha caído.
Es decir, ha recuperado la tendencia lógica que debería tener en un entorno en el que a largo plazo los tipos de interés no deberían hacer otra cosa más que subir partiendo de un escenario en el que están en mínimos históricos.
Mensaje de calma
Aunque el organismo presidido por Ben Bernanke fue muy claro esta semana para calmar los ánimos en el mercado de renta fija al afirmar que los tipos de interés continuarán bajos por un largo periodo de tiempo -en la primera economía del mundo los intereses de las hipotecas están referenciadas a los intereses de la deuda pública a largo plazo y no al euribor, por lo que es positivo que la deuda no incremente sus rendimientos- y los niveles a los que cotiza el dólar incentivan la compra de deuda esperando que la divisa se aprecie en el largo plazo, sin nadie que intervenga el mercado, lo lógico es que éste se vaya adaptado a un contexto en el que el precio del dinero será más caro a medio plazo.
Los analistas consultados por Bloomberg pronostican que a finales de 2010 los tipos de interés en Estados Unidos estarán en el 1% y que, en el mismo horizonte temporal, el bono estadounidense a diez años podría alcanzar una rentabilidad del 4,15%. El rendimiento más alto en los últimos ejercicios lo alcanzó en 2006, en el 4,7%, pero entonces los tipos de interés estaban en el 5,25%.
¿Cómo ganar?
Si las previsiones de los analistas no son erróneas, esto abre la oportunidad a los inversores en contratos por diferencias de ganar con la tendencia, ya que algunos de los emisores de este tipo de productos que operan en nuestro país. Para apostar por una subida de la rentabilidad de la deuda pública y, por tanto, por una caída del precio del bono la operación que debería realizar el inversor es ponerse corto con la deuda (los contratos por referencia están referenciados al precio), por lo que deberían vender deuda.
Los inversores que operen con estos contratos deben tener cuidado con las fechas de vencimiento, dado que a diferencia de las acciones, estos productos se calculan sobre futuros, de manera que caducan con el tiempo.
Por lo tanto, para mantener abierta una posición más allá del vencimiento habrá que realizar lo que se conoce como roll over, que es cerrar la posición en el vencimiento más cercano para abrirla en el siguiente. Otra consideración a tener en cuenta son las comisiones. En este tipo de contratos están incluidas en la diferencia entre el precio de compra y de venta (spread), aunque cada emisor tendrá las propias, por lo que lo mejor es consultar.
Asimismo, existen contratos por diferencias sobre muchos tipos de emisiones de deuda, no sólo estadounidense sino también, por ejemplo, sobre bonos alemanes, y a bastantes más vencimientos que a diez años, ya que también se puede operar a plazos más cortos.