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Puede que ver los famosos cuervos en la Torre de Londres no tenga precio. Pero las ocho libras que cuesta la entrada a este famoso monumento de la capital británica sí se notan en el bolsillo. Por eso, la sensación de felicidad será mayor cuanto más suba el euro contra la libra.
¿Exagerado? Imagine que usted viaja con su familia y compra cuatro entradas. Al cambio vigente hace cuatro meses, esa operación le hubiera salido por 37,92 euros. En la actualidad, el coste se limitaría a 34,24 euros. O lo que es lo mismo, 3,68 euros menos -un 9,7%-, cantidad más que suficiente para comprar dos entradas para niños menores de 16 años con las que visitar la igualmente conocida Catedral de San Pablo.
Cambio histórico
Este ahorro es consecuencia del viraje experimentado en las últimas semanas en el cruce entre el euro y la libra esterlina, que acerca al primero a la consecución de un hito histórico. Por segunda vez desde el nacimiento de la moneda única en 1999, el sueño de alcanzar la paridad con la divisa británica deja de ser quimérico para tornarse tangible.
El único precedente data de finales de 2008 y comienzos de este año. Entonces, el euro marcó su máximo histórico en las 1,019 unidades por libra -o 0,98 libras por euro-. Lo alcanzó el 1 de enero de 2009. Más de nueve meses después, la moneda europea vuelve a rondar esos niveles. El martes tocó los 1,063 euros, para moderarse ayer hasta los 1,07, una cota que ofrece una primera lectura: para empatar con la libra, el euro aún debería apreciarse un 6,5%.
Pero otro enfoque demuestra que esa distancia no es tan insalvable. Sobre todo, porque desde mediados de junio la moneda única se ha revalorizado un 9,7% contra la libra. Retrocediendo más, las cifras resultan aún más llamativas: en los doce últimos meses, el euro se ha apreciado un 16,3% contra la divisa británica.
Trichet vs. King
La fragilidad de la libra es un reflejo de la situación que atraviesa Reino Unido, que camina por su sexto trimestre de recesión. Así lo anticipó el martes la Cámara de Comercio Británica, que considera que "la mejoría no es lo suficientemente fuerte como para concluir sin duda que la economía ha vuelto a tasas de crecimiento positivas". A su vez, esa endeblez salpica a los precios, puesto que la tasa de inflación interanual se encuentra en el 1,1%, la más baja en cinco años.
Estos ingredientes conducen a un segundo motivo que también pesa sobre la libra: la imposibilidad de que, por el momento, el Banco de Inglaterra desmonte las medidas con las que está plantando cara a la crisis. Hasta la fecha, ha reducido los tipos de interés al 0,5%, el nivel más bajo de la historia, y ha destinado 175.000 millones de libras -187.250 millones de euros- a comprar deuda pública y privada para introducir más dinero en la economía.
Este cóctel repercute de forma directa en la divisa británica. "El pesimismo en torno a la libra está alcanzando unos niveles muy elevados", asegura Lee Hardman, estratega de divisas de Bank of Tokio-Mitsubishi UFJ, en declaraciones a Bloomberg.
Esa sensación ha reabierto las puertas de la paridad para el euro. Si las traspasa o no dependerá de dos variables: la recuperación y los bancos centrales. La economía que levante cabeza antes podrá retirar los estímulos monetarios y subir los intereses con antelación, algo que reforzará la posición de su divisa. Un panorama que conduce a un duelo entre Jean-Claude Trichet, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), y Mervyn King, el gobernador del Banco de Inglaterra. Si Trichet dispara primero, el euro saldrá como un tiro hacia la paridad.