
Para muchos, los estímulos económicos sin precedentes han sido el principal impulso de la subida de la bolsa este año, pero ambos podrían divorciarse en los próximos meses. La cuestión es saber qué pasará después, con los primeros indicios apuntando a un comportamiento negativo, si bien más tarde de lo que se piensa.
La Reserva Federal y los bancos centrales de todo el mundo ya han anunciado que la fiesta va a terminar en breve; de hecho Bernanke va a suprimir este mismo mes la compra de bonos del Tesoro, y todo el mundo espera nuevas acciones para contener la inflación en los próximos meses.
El famoso Nouriel Roubini, el gurú de la crisis, se ha referido a los estímulos como un "muro de liquidez" que puede acabar hundiendo a Wall Street. Esa liquidez es lo que ha impulsado a las bolsas, porque tenía que ir a algún sitio y las acciones eran el mejor después de alcanzar niveles ridículamente bajos. Pero ahora que las cotizaciones han recuperado un 50% desde mínimos, ni está claro qué puede impulsarlas todavía más.
La inflación es la gran amenaza que cita todo el mundo, algo inevitable tarde o temprano a causa del enorme gasto y déficit públicos de EEUU. Y una vez que ocurra, el consenso espera que la Fed actúe de forma contundente retirando los estímulos a toda velocidad (la famosa estrategia de salida). De hecho, Bernanke pretende adelantarse al problema, no ir por detrás.
¿Hay que preocuparse ya por la inflación? Pues parece que sí, a la luz de la subasta del lunes de 7.000 millones de dólares de bonos protegidos contra la inflación (TIPS), que registró una demanda de 3,12 veces la oferta, frente al ratio de 2,10 de las cinco subastas anteriores. Esta demanda puede indicar que los temores inflacionistas del mercado son mayores de los que se quieren reconocer.
Mucha gente piensa que hay una burbuja en el mercado de deuda pública por culpa de los estímulos, que va a estallar y va a arrastrar al resto de mercados. Por ejemplo, Michael Pento, de Global Delta Advisors, cree que inyectar toneladas de estímulos financiados con deuda sólo ha empeorado las cosas. A su juicio, nunca debieron usarse, y su retirada ahora es demasiado poco, demasiado tarde. "O tenemos una depresión muy grave o seguimos inflando la burbuja para tratar de salir de ésta, pero ninguna de estas opciones tendrá un final feliz".
Los temores del mercado se han acentuado con un reciente artículo del gobernador de la Fed Kevin Warsh, en el que alertaba de que la "normalización" de la política monetaria llegará antes de que sea obvio que es necesaria, y que probablemente se realizará de una forma más contundente de lo que se espera. La reacción del mercado fue una fuerte caída la semana pasada, que puede anticipar lo que va a ocurrir cuando se retiren efectivamente los estímulos.
¿Final rápido de los estímulos... o más estímulos?
Algunos analistas opinan que la reacción de la semana pasada obedece a que los inversores no creen que la economía esté preparada todavía para la retirada de los estímulos. Por tanto, si esta retirada se produce cuando el mercado lo haya asumido, la reacción no tendría por qué ser tan negativa. Pero si la Fed actúa con tanta rapidez como insinúa, el mercado seguirá sin estar preparado.
Otro elemento importante es que los estímulos actuales pueden ser sustituidos por otros que no vengan desde la Fed, sino desde el Capitolio. Los rumores son intensos a este respecto, y se explican porque los demócratas no quieren llegar a las elecciones legislativas de 2010 con un paro por encima del 10% y un mercado inmobiliario que sigue sin recuperarse. Por tanto, harán lo que haga falta para evitarlo.
Mientras eso se confirma, no es de extrañar que los inversores busquen la seguridad de los bonos del Tesoro. Y mejor si están protegidos contra la inflación.